2º Reyes 5, 1-15Salmo 41, 2-3.; 42, 3-4
Jesús dijo a la multitud en Nazaret: Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Este relato del evangelio pone al descubierto lo peligroso que es el nacionalismo intolerante y fanático. En Nazaret abundaban los nacionalistas de ese estilo. Por eso se pusieron furiosos cuando Jesús les dijo que una viuda de Sarepta y un leproso de siria habían sido preferidos a las viudas o leprosos de Israel. Este tipo de nacionalismo no tolera que los “extranjeros” sean mejor considerados o tratados que ellos.Es bueno amar la propia patria y nacionalidad. Pero no es bueno ni el fanatismo, ni la intolerancia. Porque “el nacionalismo, que se vincula a la intolerancia y al fanatismo, reside en el hecho de obligar a los demás a cambiar” (Amos Oz, escritor Israelita). Y la intolerancia lleva consigo el rechazo de las creencias y convicciones de los demás, unido al poder de impedir que los otros vivan como ellos creen que es más conveniente.Jesús vio y experimentó el peligro que lleva consigo el nacionalismo, así vivido, porque divide y enfrenta a las personas, a los pueblos y a las culturas, desencadena violencia y desprecios mutuos. Y desde un punto de vista religiosos, este tipo de nacionalismo se convierte en una especie de religión civil que se fundamenta en un dios violento, intolerante y peligroso. Por lo tanto, no se trataba del problema de los derechos de un pueblo frente a la fuerza opresora del Imperio Romano. Jesús no quiso entrar en ese problema, ni vincularse a los movimientos de resistencia. Jesús vio que los problemas más serios de los pueblos se resuelven radicalmente desde la conversión propia de cada ciudadano. No se resuelven, sino que se agravan, mediante el enfrentamiento de los débiles (judíos/palestinos) contra los fuertes (romanos- Israel). Una invitación urgente a otro estilo de relaciones más humanas y dignas, que permitan el reconocimiento del otro.
MAXIMAAcepta a cada uno como es
Yo había nombrado tres Hermanos para la escuela de Gorée de acuerdo con la solicitud oficial que me había hecho el ministro y tú no has aceptado más que a dos, enviando el tercero a San Luis, sin saber yo por qué. De esta manera, el plantel de San Luis se halla sobredimensionado de manera irregular y el de Gorée no está completo.” (Al H. Eutimio, 2 de junio de 1849)
Por cómo me visto no me dejan entrar,por cómo me veo me van a relegar,porque no soy joven no puedo trabajar,¡No más!Porque estoy enfermo no me van a aceptar,porque por mi estado ya no valgo igual,porque mi sonrisa te llego a molestar,¡No más!Nomás yo quiero un mundo sinceroese que respete mi forma de ser.Nomás yo quiero vivir esta vida,sin ser señalado y sin discriminar.Porque no me visto como alguien normal,porque mi trabajo te llegó a molestarporque con mi esposa no fuimos al altar,¡No más!Porque no me gusta lo que me debe gustar,porque soy culpable por nacer desigual,yo no creo eso yo me siento igual a vos.Nomás yo quiero un país más bueno,despertar los días con más ilusión.Nomás yo quiero vivir esta vida con mucha esperanza, mi generación.RAPno me importa tu color de piel,sexo, raza o religión. Pero es menester saber:¿Tienes limpio el corazón?Somos hermanos en esta misma peceray como sea compartimosel espacio que nos queda.¿Ves que yo me apunto para mejorar el mundo?La ignorancia se combate con educación y punto,la pobreza con empleo,el llanto con felicidad,guerra con respeto,miedo con seguridad de que somos iguales, libres, para soñar que el rico reparta platay el pobre la aprenda a ganar.Así de simple, así de claro,que la frontera se derribe,no hay diferencia entre humano,el que lee y el que escribe.Sólo existe el tiempo que se acaba para cada quien. Nuestros hijos son la huellaque dejamos para el bien,pero lo cierto es que hayun trecho largo por recorrer.No podemos descansar,no hay tiempo que perder.