San Artémides Zatti – Santa Luisa de Marillac

Sabiduría 2, 1. 12-22
Salmo 33, 17-21

Después de esto, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo.
Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver.
Algunos de Jerusalén decían: ¿No es éste aquél a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es.
Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: ¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió.
Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora.

Se acerca la Semana Santa. La Palabra nos ayuda a vivir los sentimientos y la experiencia de Jesús previa a su Pasión: Hay presión en torno a él. La Verdad incomoda. Quienes se sienten molestos con lo que hace y lo que dice lo están acorralando. Lo buscan para matarlo (matar la fuente de la Vida).  Jesús es consciente. La experiencia del rechazo y de la frustración forma parte de su vida. es consecuencia de sus opciones. El anuncio del Reino de Dios genera contradicciones y sitúa a cada quien en su lugar.

Jesús es coherente y fiel al Proyecto de Dios aunque en el horizonte aparezcan días grises y días negros. La gente habla, especula con lo que hará Jesús, con lo que harán sus enemigos. Pero “él habla abiertamente”, no se esconde, dice lo que tiene que decir, hace lo que tiene que hacer. Sigue haciendo la voluntad de su Padre.

En Jesús vemos esa natural tensión entre el temor a lo que pueda pasar y el deseo de hacer la voluntad de Dios. Fiel a su compromiso y convicciones, vence el miedo para seguir predicando. Sabe que se la está jugando, que no es ningún juego, que su vida corre peligro. Es lo que luego, a su ejemplo, harán sus discípulos. Gracias a ese compromiso y constancia el mensaje de salvación llegó a nosotros. No lo escondamos por vergüenza o temor.

MÁXIMA
No tengas miedo de defender la verdad


No se asusten antes de tiempo; recuerden que el buen Dios nunca abandona a los que le son fieles y que, si a veces permite que se ponga a prueba su fidelidad, siempre les da las gracias adecuadas a sus necesidades. (A las Hnas. de San Gildás, 22-10-1830)

He visto dolor en las calles
heridas y golpes
en nombre de Ti.
Me pregunto
cuál es la respuesta.
Si no te conocen
¿por qué hablan de Ti?
Aprendí que bajo el cielo
todo pasa por una razón.

Veo en tus ojos la Verdad,
siento en tus manos la bondad.
Haz de mí un instrumento de paz.
Mi Dios, Padre e Hijo, Espíritu.
qué grande e infinito es tu amor.
Tú nos diste la salvación.

Dime, cómo los haces,
para saber todo de mí.
Y aun así me dices que me amas.
tu vida entregaste en la cruz
con un fin.
Y hoy, siglos más tarde,
no sé el precio que vale vivir.

Veo en tus ojos la Verdad,
siento en tus manos la bondad.
Haz de mí un instrumento de paz.
Mi Dios, Padre e Hijo, Espíritu.
qué grande e infinito es tu amor.
Tú nos diste la salvación.