Les diré, mis muy queridos hermanos, tomando las palabras del Apóstol: es tiempo de despertar del sueño… El Señor está cerca. Tengo la dulce confianza que, dóciles a la voz de mi paternal solicitud, que quizá se haga oír por última vez, van a caminar con nuevo ardor por los caminos benditos del fervor y de la regularidad, entregándose con más ardor que nunca a la práctica constante de la Regla y a las virtudes propias de su santa profesión. Los tiempos son malos: recen, y consuelen a la Iglesia con el buen olor de todas sus virtudes.
Providencia de mi Dios,vela sobre tus hijos,afiánzanos, dirígenos.Sé tú nuestra defensa,nuestra guía, nuestro consuelo,nuestra alegría y nuestra esperanza.¡Dios sólo en el tiempo!¡Dios sólo en la eternidad!¡Dios sólo en el día de hoy,en todo y en cada cosa!¡Dios sólo!.
Sé que hay en tus ojos con solo mirar,que estás cansado de andar y de andary caminar girando siempre en un lugar.Sé que las ventanas se pueden abrir,Cambiar el aire depende de ti,Te ayudará, vale la pena una vez más.Saber que se puede, querer que se pueda,quitarse los miedos, sacarlos afuera.Pintarse la cara color esperanza,Tentar al futuro con el corazón.Es mejor perderse que nunca embarcar,mejor tentarse a dejar de intentar,Aunque ya ves que no es tan fácil empezar.Sé que lo imposible se puede lograr,que la tristeza algún día se irá,Y así será, la vida cambia y cambiará.Sentirás que el alma vuelapor cantar una vez más.Saber que se puede, querer que se pueda,quitarse los miedos, sacarlos afuera.Pintarse la cara color esperanza,Tentar al futuro con el corazón.Vale más poder brillarque solo buscar ver el sol.Pintarse la cara color esperanza,tentar al futuro con el corazón.Saber que se puede, querer que se pueda.Pintarse la cara color esperanza,tentar al futuro con el corazón,
Antífona 1:Deberías ser más paciente, esperar en paz la época que yo había fijado para este cambio
Salmo 128Esperanza de un pueblo
¡Cuánta guerra me han hecho desde mi juventud -que lo diga Israel-, cuánta guerra me han hecho desde mi juventud, pero no pudieron conmigo! En mis espaldas metieron el arado y alargaron los surcos. Pero el Señor, que es justo, rompió las coyundas de los malvados.Retrocedan avergonzados, los que odian a Sión; sean como la hierba del tejado, que se seca y nadie la siega; que no llena la mano del segador ni la brazada del que agavilla; ni le dicen los que pasan: «que el Señor te bendiga». Les bendecimos en el nombre del Señor.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2:Entro en el silencio y permanezco en paz al pie de la cruz. ¡Salve cruz, única esperanza!
Salmo 70Tú, Señor, fuiste mi esperanza desde mi juventud
A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. Se tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa, del puño criminal y violento; porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías, siempre he confiado en ti. Muchos me miraban como a un milagro, porque tú eres mi fuerte refugio. Llena estaba mi boca de tu alabanza y de tu gloria, todo el día. No me rechaces ahora en la vejez, me van faltando las fuerzas, no me abandones; porque mis enemigos hablan de mí, los que acechan mi vida celebran consejo; dicen: «Dios lo ha abandonado; persíguelo, agárralo, que nadie lo defiende». Dios mío, no te quedes a distancia; Dios mío, ven aprisa a socorrerme. Que fracasen y se pierdan los que atentan contra mi vida, queden cubiertos de oprobio y vergüenza los que buscan mi daño. Yo, en cambio, seguiré esperando, redoblaré tus alabanzas; mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación. Contaré tus proezas, Señor mío, narraré tu victoria, tuya entera. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas, ahora, en la vejez y las canas, no me abandones, Dios mío, hasta que describa tu brazo a la nueva generación, tus proezas y tus victorias excelsas, las hazañas que realizaste: Dios mío, ¿quién como tú? Me hiciste pasar por peligros, muchos y graves: de nuevo me darás la vida, me harás subir de lo hondo de la tierra; acrecerás mi dignidad, de nuevo me consolarás; y yo te daré gracias, Dios mío, con el arpa, por tu lealtad; tocaré para Ti la cítara, Santo de Israel; te aclamarán mis labios, Señor, mi alma, que tú redimiste; y mi lengua todo el día recitará tu auxilio, porque quedaron derrotados y afrentados los que buscaban mi daño.
Te reitero la orden de que permanezcas en tu puesto: no te desalientes, comprendo tu situación, sé que es muy penosa, y por consiguiente voy a tomar las medidas para tratar de aliviarla; pero para ello hace falta algo más de tiempo, y si tú precipitas las cosas se van a complicar cada vez más.Permanece tranquilo, ten confianza y no tomes decisiones precipitadas: debes comprender que a la distancia a que estamos no puedo remediar de inmediato las cosas que marchan mal. Pero como estoy informado de ello, lo voy a intentar seriamente, pero tú debes dejarlo, sin reservas, en mis manos. Dios bendecirá tu confianza y más adelante podrás felicitarte de haber permanecido en el orden de la Providencia. (Carta al Hno Ambrosio)
Antífona:No fundamos la esperanza de la perseverancia más que en el hecho de verlos todos los años reunidos para asistir al retiro.
Bendito sea el Señor, Dios de Israelporque ha visitado y redimido a su pueblo,suscitándonos una fuerza de salvaciónen la familia de David, su siervo,según lo había predicho desde antiguopor la boca de sus santos profetas.Despertad, preparáos,rompiendo las tinieblas viene el sol;despertad, preparáos,la salvación nos visitay se encarna en nuestro pueblo.Es la Salvación que nos liberade nuestros enemigos y del poder del mal,nos sostiene con su misericordiacon la que bendijo a nuestros padres,porque Él recuerda siempre su Alianzay el juramento que juró a Abrahán.Para concedernos que, libres de temor,arrancados de la mano de los enemigos,le sirvamos con santidad y justiciaen su Presencia, toda nuestra vida.Y tú, Juan, serás llamado ‘profeta del Altísimo’porque irás delante de Él preparando el camino,anunciando a su pueblo la Salvacióny el perdón de sus pecados.Por la entrañable misericordia de nuestro Diosnos visitará el sol que nace de lo altopara que su luz alumbre a los que vivenen las tinieblas y en sombras de muertepara guiar, siempre, nuestros pasos,por el camino de su paz.
A cada intención respondemos:
En ti sabemos que se puede
-. Queremos contar contigo Señor en nuestro caminar.
-. Queremos mirar a los niños y jóvenes como tú los miras.
-. Queremos empezar aunque todo indique que no vale la pena.
-. Queremos quitarnos los miedos, sacarlos afuera y empezar a caminar juntos.
-. Queremos permanecer en paz, aun cuando en derredor todo invite a temer.
-. Queremos escuchar las voces apremiantes que nos llegan de los contextos de muerte y hacer algo.
Anímense mutuamente a dedicar de ahora en adelante los días que les quedan sobre la tierra a sembrar mucho, para recoger abundantemente en el cielo y alcanzar así el término de nuestra común esperanza, el fin de los penosos trabajos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.