Hechos 2, 36-41Salmo 32, 4-5
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.Ellos le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras?María respondió: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.Jesús le preguntó: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo.Jesús le dijo: ¡María!Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: ¡Raboní!, es decir ‘¡Maestro!’Jesús le dijo: No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes.María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.
A veces la oscuridad de la noche parece penetrar en el alma; a veces pensamos: “ya no hay nada que hacer”, y el corazón no encuentra la fuerza para amar.Pero precisamente en esa oscuridad Cristo enciende el fuego del amor de Dios: un resplandor rompe la oscuridad y anuncia un nuevo inicio. Algo comienza en la oscuridad más profunda. Sabemos que la noche es más noche, y es más oscura poco antes de que empiece el día. Pero precisamente en esa oscuridad es Cristo quien vence y quien enciende el fuego del amor. La piedra del dolor se ha volcado dejando espacio a la esperanza. ¡Este es el gran misterio de la Pascua! En esta noche santa la Iglesia nos entrega la luz del Resucitado, para que en nosotros no haya el arrepentimiento de quien dice “qué pena…”, sino la esperanza de quien se abre a un presente lleno de futuro: Cristo ha vencido y nosotros con Él.Nuestra vida no termina delante de la piedra de un sepulcro. Nuestra vida va más allá, con la esperanza de Cristo que ha resucitado, precisamente en ese sepulcro.Como cristianos somos llamados a ser centinelas de la mañana, que saben ver los signos del Resucitado, como han hecho las mujeres y los discípulos que acudieron al sepulcro al alba del primer día de la semana. (Homilía de S.S. Francisco, 1º de abril de 2015).
MÁXIMA¡Jesús vive!
Si tienen el valor de abandonarse así y de sacrificar sus irresoluciones, tendrán más paz en un día que la que gustarían de otro modo en toda la vida. Menos se busca uno a sí mismo, más encuentra uno en Dios todo lo que ha aceptado perder. Dios les endulzará estos sinsabores inevitables propios de todos los estados de la vida y los sostendrá él mismo cuando les quite los otros apoyos. (S 2255)
Somos un nuevo pueblo,Soñando un mundo distinto,Los que en el amor creemos,Los que en el amor vivimos.Llevamos este tesoro,En vasijas de barro,Es un mensaje del cielo,Y nadie podrá callarnos.Y proclamamos, un nuevo día,Porque la muerte, ha sido vencida.Y anunciamos esta buena noticia,Hemos sido salvados,Por el Dios de la vida.En el medio de la noche,Encendemos una luz,En el nombre de Jesús.En el medio de la noche,Encendemos una luz,En el nombre de Jesús.Sembradores del desierto,Buenas nuevas anunciamos,Extranjeros en un mundo,Que no entiende nuestro canto.Y aunque a veces nos cansamos,Nunca nos desalentamos,Porque somos peregrinos,Y es el amor nuestro camino.Y renunciamos, a la mentira,Vamos trabajando por la justicia.Y rechazamos, toda idolatría,Pues sólo creemos en el Dios de la vida.Que nuestra canción se escuche,Más allá de las fronteras,Y resuene en todo el mundo,Y será una nueva tierra.Es un canto de victoria,A pesar de las heridas,Alzaremos nuestras voces,Por el triunfo de la Vida.Y cantaremos, con alegría,Corazones abiertos, nuestras manos unidas.Celebraremos, un nuevo día,Hemos sido salvados,Por el Dios de la vida.
¡María, Servidora de esperanza!,en las Bodas de Caná, estás atentae intercedes ante tu Hijo Jesús.Preséntale hoy, en nuestro nombre,las necesidades de la Familia Menesiana.Cuando llegue su hora, Él sabrá escucharlas.Así, de nuestras carencias y fragilidadessurgirá nueva vida.En este tiempo de realizaciónde nuestro 28º Capítulo General,confiados en tu maternal solicitud,queremos imitar tu fe y audacia,y ofrecer a los niños y a los jóvenes de hoyel vino nuevo del Evangelio.Enséñanos a acoger como túa tu Hijo Jesús,y a hacer todo lo que Él nos diga.Haz de nosotros ‘servidores de esperanza’testigos compasivos y atentos,valientes, fieles y audaces,felices de caminar tras su Maestro.¡Dios sólo en el tiempo!¡Dios sólo en la eternidad!