Liturgia de las horas: Rezamos con el tema CONFIANZA
Hechos 4, 13-21Salmo 117, 1. 14-16. 18-21
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.Entonces les dijo: Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.
Los discípulos han recibido la llamada a estar con Jesús y a ser enviados por Él para predicar el Evangelio, y así́ se ven colmados de alegría. ¿Por qué́ no entramos también nosotros en este torrente de alegría? El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada. Por lo tanto, la humanidad tiene una gran necesidad de aprovechar la salvación que nos ha traído Cristo.Los discípulos son los que se dejan aferrar cada vez más por el amor de Jesús y marcar por el fuego de la pasión por el Reino de Dios, para ser portadores de la alegría del Evangelio. Todos los discípulos del Señor están llamados a cultivar la alegría de la evangelización. […] En muchas regiones escasean las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. A menudo esto se debe a que en las comunidades no hay un fervor apostólico contagioso, por lo que les falta entusiasmo y no despiertan ningún atractivo. La alegría del Evangelio nace del encuentro con Cristo y del compartir con los pobres.Por tanto, animo a las comunidades parroquiales, asociaciones y grupos a vivir una vida fraterna intensa, basada en el amor a Jesús y atenta a las necesidades de los más desfavorecidos. Donde hay alegría, fervor, deseo de llevar a Cristo a los demás, surgen las verdaderas vocaciones”. (Papa Francisco, 14 de junio de 2014).
¡Qué pocos son los que desean sincera y ardientemente la propagación de la fe, la extinción de los errores, la sumisión de los espíritus soberbios e indómitos, la renovación de la piedad, la conversión de los pueblos! Normalmente somos fríos e indiferentes sobre todo esto, o por lo menos lo vemos con indiferente curiosidad. ¿Qué digo yo? Nos preocupamos mucho más por un pequeño acontecimiento familiar, por una discusión parroquial, por los rumores de la ciudad, que por la suerte que corre la religión y sus combates. Igualmente ignoramos lo que sus enemigos hacen contra ella y lo que se podría hacer para defenderla, por extender su reino, acelerar su éxito, por detener el curso de los escándalos que la asolan; no nos molestamos siquiera en informarnos, y frecuentemente hemos visto, con profundo dolor, que los sacerdotes tienen menos celo por hacer el bien o remediar el mal que los simples laicos. (A los novicios de la Congregación de S. Méen)
Buscas corazones que no teman iral campo de batalla.Buscas vidas dedicadas a servir,que amen tu palabra.buscas luces en la oscuridadque no tengan miedo de brillar.Porque la mies, en verdad, es muchay no tengo excusas para decir no.Si me llamaste a ser ese que tú buscas,que no tiene dudas de la decisiónde entregar de nuevo el corazón a tu misión.Buscas a los que se entregan de verdady no a los mejores.Buscas a los que comparten sin dudar,tus grandes bendiciones.Buscas luces en la oscuridadque no tengan miedo de brillar.