Hechos 8, 26-40Salmo 65, 8-9. 16-17. 20
Jesús les dijo: Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día.Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí.Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna.Yo soy el pan de Vida.Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron.Pero éste es el pan que desciende del cielo, para que aquél que lo coma no muera.Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.
Comienza el Evangelio de hoy tomando conciencia del regalo de la fe. «Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre…» La fe es un «don» y como algo que se nos entrega tenemos que agradecer y cuidar. Darnos cuenta de este regalo es valorarlo.En otro momento el Señor les abría el corazón a los discípulos y les decía: «los he elegido», es el Señor quien lleva la iniciativa, quien me invita, quien cuenta conmigo. Una oportunidad para, en oración, diálogar con quien tanto nos ama y agradecerle la herencia, el regalo, el don de la fe. Valorar lo mucho que nos aporta el creer, «el que cree tiene vida eterna», como ilumina y transforma nuestra vida.«Yo soy el pan de la vida». La Eucaristía, nos da la vida: «el que coma de este pan vivirá para siempre». Estas palabras del Señor nos presentan algunas de las grandezas que nos aporta el sacramento. Solicítale al Señor que te conceda tener hambre de Él, que desees ser saciado, que no permita que faltes a la cita del encuentro con su Palabra y con su Cuerpo. Que descubramos su Presencia Real en el Sacramento.Las palabras de nuestro padre fundador nos pueden ayudar a interiorizar este evangelio: “¿Qué es comulgar? No es sólo unir nuestro cuerpo al cuerpo sagrado de nuestro Salvador; es también unir nuestro espíritu a su espíritu, nuestra alma a su alma. Esta unión no puede tener lugar, en tanto no entremos en los sentimientos de Jesucristo, es decir, mientras nuestros juicios no sean sus juicios, sus pensamientos nuestros pensamientos, sus deseos nuestros deseos; de manera que no vivamos en nosotros sino que sea él quien viva en nosotros” (S II, 473)
MÁXIMAJesús es nuestro alimento espiritual
Se arroja dinero al alma y permanece vacía; se echa aún más y no se llena. Soy pobre, grita esa alma, tengo hambre. ¡Oh, si le dieras una sola miga del Pan de vida! Se sentiría saciada. (Memorial 108)
Jesús, aquí presente en forma real,te pido un poco más de fe y de humildad.Quisiera poder ser digna de compartircontigo el milagro más grande de amor.Milagro de amor tan infinitoen que Tú, mi Dios te has hechotan pequeño y tan humildepara entrar en mí.Milagro de amor tan infinitoen que tú mi Dios te olvidasde tu gloria y de tu majestad por mí.Y hoy vengo lleno de alegríaa recibirte en esta Eucaristía.Te doy graciaspor llamarme a esta cena,porque aunque no soy dignovisitas Tú mi alma.