Santa Catalina Tekawitha

¡María, Servidora de esperanza!,
en las Bodas de Caná, estás atenta
e intercedes ante tu Hijo Jesús.
Preséntale hoy, en nuestro nombre,
las necesidades de la Familia Menesiana.
Cuando llegue su hora, Él sabrá escucharlas.
Así, de nuestras carencias y fragilidades
surgirá nueva vida.
En este tiempo de realización
de nuestro 28º Capítulo General,
confiados en tu maternal solicitud,
queremos imitar tu fe y audacia,
y ofrecer a los niños y a los jóvenes de hoy
el vino nuevo del Evangelio.
Enséñanos a acoger como tú
a tu Hijo Jesús,
y a hacer todo lo que Él nos diga.
Haz de nosotros ‘servidores de esperanza’
testigos compasivos y atentos,
valientes, fieles y audaces,
felices de caminar tras su Maestro.
¡Dios sólo en el tiempo!
¡Dios sólo en la eternidad!

  • Por el Capítulo general para que sea una guía segura para los Hermanos menesianos.
  • Por la familia menesiana del colegio Nuestra Señora del Rosario de Bialet Massé.
  • Por la comunidad de Tokyo (Japón)
  • Por la paz en el mundo.

La educación de la fe ha de ser la mayor preocupación de los Hermanos. Además de su testimonio personal y el clima evangélico de libertad y caridad que contribuyen a crear en la escuela, trabajan de manera especial en la catequesis, el apostolado vocacional y la animación de movimientos juveniles.

No deseemos más que el cumplimiento de la santa voluntad de Dios en nosotros y en todas las cosas.

1968: Eugène Guillory (Saturnin)
2001: Gérard Bénard (Thomas-Gérard)


CATALINA TEKAWITHA (1656-1680) fue una laica católica iroquesa, hija de un jefe mohawk y de una mujer algonquina. A los 18 años fue bautizada por misioneros jesuitas franceses. Pronto tuvo que sufrir por su fe grandes abusos y rechazo por parte de familiares y miembros de su tribu. La persecución fue tal que huyó de su pueblo, caminando unos 320 km. por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie en 1677. Catalina se caracterizó por su piedad, su incansable vida penitente en favor de su pueblo aborigen y por su amor a la Eucaristía. Después de su muerte, empezó a ser muy venerada, especialmente en Canadá. El papa Benedicto XVI la declaró santa en el año 2012. Es la primera santa piel roja de Estados Unidos. Se le considera patrona de la naturaleza y de la ecología junto a San Francisco de Asís.