JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES
Señor Jesús, te damos graciaspor la sublime vocaciónque nos has regalado.Danos tu Espíritu para que pasemospor el mundohaciendo el bien que Tú mismo hiciste.Que nuestra educación evangelice hoy a todos,que instruya a los pobres, que dé vista a los ciegos,que haga caminar a los débiles y cansados.Concédenos vivir hoy y siempre de tal formaque eduquemos a los que nos son confiados,abramos los ojos a los niños y a los jóvenes,sanemos a los débiles,resucitemos a los que viven sepultados lejos de ti.Que tu presencia en nuestra vida fraternanos haga capaces de realizar prodigiosen el orden espiritual para gloria tuya. Amén
Sea cual fuere su edad, e incluso retirado de la vida activa, el Hermano está disponible para el servicio de Dios y del Instituto, en una actividad apostólica según sus fuerzas y aptitudes.
¿No es Dios nuestro modelo? Consideren una tras otra sus perfecciones adorables, su justicia, su bondad, su caridad, su misericordia, su paciencia, sus atributos divinos y vean si son sus imágenes.
1988: F. Jean Métairie (Fidentien-Alphonse)2004: F. Alcide Tessier (Samuel-Marie)2010: F. André Rigaud (Rogatien-Bernard)2022: F. Yvon Poitras (Yvon-Maurice)2023: F. Ernest Pâquet (Thomas-Francis)
La polifonía de los carismas y de las vocaciones, que la comunidad cristiana reconoce y acompaña, nos ayuda a comprender plenamente nuestra identidad como cristianos. Como pueblo de Dios que camina por los senderos del mundo, animados por el Espíritu Santo e insertados como piedras vivas en el Cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros se descubre como miembro de una gran familia, hijo del Padre y hermano y hermana de sus semejantes. No somos islas encerradas en sí mismas, sino que somos partes del todo. Por eso, la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones lleva impreso el sello de la sinodalidad: muchos son los carismas y estamos llamados a escucharnos mutuamente y a caminar juntos para descubrirlos y para discernir a qué nos llama el Espíritu para el bien de todos…Por todo esto les digo una vez más, como durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa: “Rise up! – ¡Levántense!”. Despertémonos del sueño, salgamos de la indiferencia, abramos las rejas de la prisión en la que tantas veces nos encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de paz. Apasionémonos por la vida y comprometámonos en el cuidado amoroso de aquellos que están a nuestro lado y del ambiente donde vivimos. Se los repito: ¡tengan la valentía de involucrarse!…Levantémonos, por tanto, y pongámonos en camino como peregrinos de esperanza, para que, como hizo María con santa Isabel, también nosotros llevemos anuncios de alegría, generaremos vida nueva y seamos artesanos de fraternidad y de paz (Papa Francisco, Mensaje para la 61ª Jornada Mundial de oración por las vocaciones)