Jesucristo ha dicho desde lo alto de la cruz: he ahí a tu madre, mostrando la suya. Es necesario a su vez que María, echando una mirada sobre nosotros, desde lo alto de su trono pueda decir: he ahí a mi hijo, he ahí la humildad de Jesucristo, su dulzura, su paciencia, su obediencia y si encuentra todo esto en nosotros, ella dirá: he ahí a mi hijo. Ven hijo mío, te llevo entre mis brazos a lo largo de esta vida de pruebas y combates, hasta el seno de tu Padre que está en los cielos (S 70 E 185)
María, vengo a ti.Madre de misericordiaten piedad de mí.Toma entre tus manosmi pobre alma rota.Dale el frescor y la paz.Madre de bondad, de perdón,de esperanza y de gracia.Ábreme tu seno,ese seno en el cual mi Salvador Jesúsha sido concebido.Es ahí que quiero vivir,es ahí que quiero morir.Oh Madre míaque bien me encuentro ahí.Un aceite de alegría,la unción del amor correhasta el fondo de mi alma y la llena.Saboreo la paz, estoy maravillado,habito el cielo.Estoy en vuestro seno,es ahí donde quiero vivir,es ahí donde quiero morir.(Memorial pag. 124-125)
Feliz de ti, María,hija santa de Israel;toda la Antigua Alianzarevive por tu fe.Queremos, hoy, honrarte como el mismo Dios te honróy queremos amarte como Jesús te amó.Feliz de ti, María,Madre santa y virginal,Dios mismo se ha prendadode tu fidelidad.Feliz de ti, María,que creíste en el Señor;se cumplirá en tu vidala voluntad de Dios.Feliz de ti, María,que engendraste al Salvador;eres aún más dichosapor tu obediencia a Dios.Feliz de ti, María,Dios te puso por señal,para anunciar al mundola redención total.
Antífona 1Es necesario que sean como María, los siervos del Señor, para que las palabras de vida, las promesas de gloria y de misericordia se cumplan en ustedes.
Salmo 91Alabanza del Dios creador
Es bueno dar gracias al Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo, proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad, con arpas de diez cuerdas y laúdes, sobre arpegios de cítaras. Tus acciones, Señor, son mi alegría, y mi júbilo, las obras de tus manos. ¡Qué magníficas son tus obras, Señor, qué profundos tus designios! El ignorante no los entiende ni el necio se da cuenta. Aunque germinen como hierba los malvados y florezcan los malhechores, serán destruidos para siempre. Tú, en cambio, Señor, eres excelso por los siglos. Porque tus enemigos, Señor, perecerán, los malhechores serán dispersados; pero a mí me das la fuerza de un búfalo y me unges con aceite nuevo. Mis ojos despreciarán a mis enemigos, mis oídos escucharán su derrota. El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano: plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios; en la vejez seguirá dando fruto y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la maldad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Vengan a María, vengan a su Madre, mis queridos hijos; es a sus pies, o mejor, en su seno donde yo quiero depositarlos.
Salmo 118Meditación sobre la palabra de Dios revelada en la ley
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón; el que, sin cometer iniquidad, anda por sus senderos. Tú promulgas tus decretos para que se observen exactamente. Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus consignas; entonces no sentiré vergüenza al mirar tus mandatos. Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tus justos mandamientos. Quiero guardar tus leyes exactamente, tú, no me abandones. ¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus palabras. Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes. Mis labios van enumerando los mandamientos de tu boca; mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. Medito tus decretos, y me fijo en tus sendas; tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus palabras.
Mientras estemos separados, pensemos a menudo, queridos hijos, unos en otros, recemos los unos por los otros, y no dejemos de reunirnos cada día a los pies de la Santísima Virgen, o mejor en su seno maternal, repitiendo el acto de consagración que vamos a pronunciar. Dulce compromiso por el cual tomamos a María como nuestra protectora y nuestra patrona, nuestra abogada ante su Hijo.Ojalá seamos siempre fieles a los lazos sagrados por los cuales nos unimos a ella como a nuestra Reina y nuestra Madre. Ojalá no los rompamos nunca.Que en nuestra última hora podamos renovar aún esta humilde muestra de amor y haber vivido de tal modo que experimentemos entonces qué dicha ha sido para nosotros haber sido del número de sus hijos queridos y haber merecido, por este título, el que ella nos haya defendido contra los ataques sin cesar renovados del espíritu de las tinieblas y que ella nos conduzca a través de las tentaciones y pruebas en nuestro exilio a la morada de la felicidad inmortal. (Sermón 256)
AntífonaEncomiéndate a menudo a la Santísima Virgen, a la Madre de toda pureza, bajo la protección de la cual has sido puesto especialmente, en Ploërmel.
Bendito es nuestro Diosporque ha venido a redimira su pueblo con amor.Él nos envió al poderoso salvador Jesucristo el Señory así nos concedió ser libres del temoral rescatarnos del poder del mala fin de servir con justicia y santidady hacer su perfecta voluntad/Amén y amén/ (bis)
Antífona
Encomiéndate a menudo a la Santísima Virgen, a la Madre de toda pureza, bajo la protección de la cual has sido puesto especialmente, en Ploërmel.
A cada intención respondemos:
Por María, te lo pedimos Señor.
-. Por el papa Francisco y la Iglesia para que de la mano de María se miren cada día más en el espejo de su Hijo.
-. Por la Familia Menesiana para que contemple en María un modelo de servicio y cercanía a los más vulnerables y se sienta movida a actuar en consecuencia.
-. Por las obras educativas menesianas para que eduquen desde los pobres, en el cuidado necesario y urgente de la Casa Común.
-. Por los educadores menesianos para que, como María en Caná, tengan una mirada atenta ante aquel que necesita y les tiendan una mano.
-. Por las familias para que eduquen con el ejemplo a sus hijos, en el cuidado y respecto del otro.
-. Por los jóvenes para que a ejemplo de María salgan presurosos al encuentro de la vida que clama.
Padre bueno, ayúdanos a ser siempre fieles a los lazos sagrados por los cuales nos unimos a María como a nuestra Reina y a nuestra Madre. Que en nuestra última hora podamos renovar esta humilde muestra de amor, ya que hemos intentado vivir como uno de sus hijos queridos. Por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.