San Pío V

Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna.

(San Francisco)

  • Por los Catequistas de nuestros colegios.
  • Por la familia menesiana que vive la misión en El Alto.  
  • Por las comunidades de Lomé (Togo) y de París (Francia).
  • Por el cumpleaños del H. Luis Manuel Cuesta, de la comunidad de la Casa General de Roma.

La vocación misionera supone ciertas disposiciones naturales y aptitudes
apropiadas tales como:
– don de simpatía que facilita las relaciones con la población local y los demás
misioneros;
– espíritu de iniciativa y de creatividad ante la originalidad y complejidad de las
situaciones.

Si en la antigua alianza la oración fue tan poderosa, cuánto más lo tiene que ser en
la nueva, desde el momento en que Jesucristo la consagró de una manera muy especial, desde el momento en que no formamos ya más que una misma voz con Él.

2009: Édouard Merot. (Arsène)