Hechos 14, 19-28Salmo 144, 10-13. 21
Jesús dijo a sus discípulos: Les dejo la PAZ, les doy mi paz, pero no como la da el mundo.¡No se inquieten ni teman!Me han oído decir: Me voy y volveré a ustedes.Si me amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se cumpla, ustedes crean.Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado. Levántense, salgamos de aquí.
La paz que nos ofrece el mundo es una paz sin tribulaciones; más que paz es tranquilidad. Es una paz que busca las propias seguridades, que no falte nada, una paz de grandes ventanales con vistas maravillosas o silencio en una montaña. Una paz sin complicaciones donde los problemas lo resuelven otros, en que no hay pobres que se paran en cada esquina, o chicos que se ofrecen a limpiarte el parabrisas pidiéndote unos pesos.Hay una tira de la gran Mafalda, en que ella y su amiga Susanita, se lamentan la cantidad de pobres que hay:– Me parte el alma ver gente pobre, dice Mafalda.– A mí también, responde Susanita.– Habría que dar, techo, trabajo, protección y bienestar a los pobres, dice Mafalda.– ¡Para que tanto! Bastaría con esconderlos, dice Susanita.Es una paz que no tiene en cuenta a “esos” que están afuera de nuestras seguridades.La paz que da Jesús es un regalo, es un don del Espíritu Santo que nos hace seguir adelante; es una paz real, que ve la realidad de la vida, que no niega la vida. La paz de Jesús no solo es ausencia: ausencia de armas, de violencia, de gritos, de peleas (de las grandes y de las pequeñas en casa), sino presencia: presencia de bien, de bondad, de empatía, de buenos mensajes, de palabras que alientan. No basta con educar en la no violencia, sino educar en los valores del bien y de la paz. No basta con decir: no debes pegar a nadie, sino: debes hacer el bien incluso a aquel que te molesta, preguntarle como está, decirle ¡buenos días!La paz es un compromiso artesanal, que se logra contando con el don de Dios, con la gracia que nos ha dado en Jesucristo. Lo artesanal, tiene aroma a hecho en casa, uno por uno, no en cantidades industriales, sino con las propias manos, meditando, estudiando, cuidando cada pequeño detalle. La logramos con el compromiso cotidiano, haciendo cosas positivas, fabricándola en casa, en el hogar, que es de donde salen los grandes portadores de paz para al mundo. Difícilmente podamos restablecer el orden mundial, difícilmente tengamos tanta influencia como algunos que pueden modificar muchas cosas para que haya paz verdadera en el mundo, pero sí, podemos ser esos artesanos de la paz, para que, en nuestro mundo, el pequeño, se restablezca la bondad.
MÁXIMASeamos constructores de paz
Él les dará su paz, no como la da el mundo, esa paz inefable que sobrepasa todo sentimiento y que es el gozo anticipado y el alma de esta paz eterna”. (Condiciones para aprovechar el retiro)
Somos la nueva semilla del futuro, de la vida.Somos los niños que cantan por la paz y la esperanza.Somos la nueva semilla del futuro, de la vida.Somos los niños que cantan por la paz y la esperanza.Dame la mano, vamos todos a soñar con la paz.Deme la mano, vamos todos a soñar con la paz.¡Paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz! ¡Paz, paz, paz, paz, paz, paz, paz!