Hechos 10, 25-26.34-35.44-48Salmo 97, 1b-41ª Juan 4, 7-10
Jesús dijo a sus discípulos: Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.Este es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.
El evangelio de hoy es continuidad del evangelio del domingo pasado, donde empezamos a leer el capítulo 15 de San Juan que nos anunciaba que el Padre es el viñador, Jesús la viña y nosotros los sarmientos. Todo este capítulo está en el contexto de la última cena. Es como un gran discurso de despedida por parte de Jesús a los suyos, donde, con intensidad especial, se recogen algunos rasgos esenciales que han de tener presente y vivir los discípulos, de ayer y de hoy, a lo largo de los tiempos.La primera afirmación con la que nos encontramos hoy es que somos amados por Jesús así como el Padre lo ama a Él. Somos amados gratuitamente. Dios es amor y no puede dejar de amar porque significaría dejar de existir. Jesús nos invita a permanecer en ese amor y la clave para ello es cumplir los mandamientos, es decir, vivir el proyecto del Padre. Quien vive de la voluntad del Padre permanece en su amor. La vida para un menesiano consiste en esto: vivir la tensión entre hacer el proyecto de Dios y hacer su propio proyecto.Hoy Jesús nos da un mandamiento nuevo, un mandamiento que es superador de las tablas de la ley dictadas a Moisés: ámense los unos a los otros, como yo los he amado. La vara con la cual medirnos es el mismo Jesús. Amar como Él. Amar como Él implica llegar a dar la vida por los amigos. Jesús llamó amigos a sus discípulos y hoy nos lo dice a nosotros: ustedes son mis amigos. Son mis amigos si cumplen el mandamiento del amor. No es posible vivir en amistad con Jesús y ningunear al hermano.Ser cristiano no es en primer lugar un asunto doctrinal, sino una cuestión de amor. A lo largo de la vida, conoceremos incertidumbres, conflictos y dificultades de todo orden. Lo importante será siempre no desviarse del amor. En cualquier época y situación, lo decisivo para el cristianismo es no salirse del amor fraterno. Cuando entre nosotros falta verdadero amor, se crea un vacío que nada ni nadie puede llenar.Jesús mira a los suyos como amigos, ya no como servidores. Ha intimado tanto con ellos que los siente próximos. Les ha revelado todo lo que ha oído de su Padre. No tiene secretos para con ellos e incluso Él mismo se ha puesto a servirlos, hasta lavarles los pies.Luego les recuerda a sus discípulos y nos recuerda a nosotros que la primacía en el amor la tiene Dios. Él siempre nos primerea en el amor. Él nos ha elegido. No es que nosotros lo hayamos elegido a Él. Y porque Dios nos ama nos llama. Nos llama para que estemos con Él, permanezcamos en Él y demos fruto, un fruto duradero. Lo que hace que el fruto sea duradero es el amor. Lo que no nace del amor es efímero, pasajero y que como tal se seca al igual que el sarmiento que no está unido a la viña.Y termina el texto de hoy volviendo al comienzo. Volviendo a recordarnos que nos amemos los unos a los otros. Ese es el mandamiento nuevo. Esa es la nueva ley. La única ley, pues en el amor se resume toda la ley. Quien ama, ya cumplió toda la ley. San Agustín nos lo dirá magistralmente: ama y haz lo que quieras. Pues el que ama, al igual que Dios, nunca puede desear ni querer el mal de nadie.
Jesús y sus discípulos: Jesús ama a sus discípulos como el Padre lo ama. Amor que llega al extremo de dar la vida por ellos. Amor que convierte al discípulo (aquel que camina detrás del maestro) en amigo, porque se le da a conocer, no tiene secretos para con ellos. Jesús invita a los suyos a proceder como Él, a amarse los unos a los otros como Él los ama. Jesús es el que elige, llama, convoca. No es el discípulo el que elige al maestro, como sucede en cualquier espacio de la vida. En el seguimiento de Jesús es él el que nos primerea y en consecuencia nos llama porque nos ama.
El amor se paga con amor. “Jesucristo no omitió nada de lo que puede hacer un corazón ardiente de amor por nosotros», dice San Juan Crisóstomo. Es el amor el que lo hizo descender del cielo a la tierra, el que lo llevó a exponerse a los más grandes tormentos, el que lo hizo subir a la cruz donde expiró. Es este mismo amor el que, por la voz de su ministro, lo hace descender sobre este altar y lo lleva a la Mesa Santa, donde ustedes lo esperan. ¡Pobre el corazón que tanto amor encontrase insensible! ¡Pobre el corazón que permaneciese frío y helado en medio de tantas pruebas de amor! ¡Pobre el corazón que no pagase una justa devolución a tanto exceso de ternura y amor! Queridos hijos ¿sus almas, están empapadas de estos hermosos sentimientos? Si no los tienen, todavía hay tiempo de conseguirlos. Diríjanse a Jesucristo presente sobre este altar. Díganle: «Señor, dame una fe viva, una humildad profunda, un amor ardiente. Pon en mi corazón las sagradas disposiciones que deseas encontrar allí. Prepara la casa donde quieres vivir”. (Sermón sobre la primera Comunión)
No hay mayor amor que dar la vida.No hay mayor amor, no hay mayor amor.Esto es mi Cuerpo y mi Sangre,todo esto es lo que soy.Estoy por siempre entre ustedes,aunque parta no me voy.No teman amigos míos,si algún tiempo no me ven,si entre ustedes se quierenme verán a mí también.El miedo no es sentimiento,que anima al que cree en mí.Recuerden estas palabras:al mundo yo lo vencí.Les enviaré mi Espírituque consuela en el dolor,alentará la esperanza,dará fuego al corazón.