Domingo de Pentecostés

Ven Espíritu Divino,
manda tu luz desde el cielo,
Padre amoroso del pobre;
don en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si Tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

  • Para que el Espíritu de Dios renueve nuestras comunidades.
  • Por la Iglesia para que sea signo de esperanza y de vida para el mundo.
  • Por las comunidades menesianas de todo el mundo.
  • Por las vocaciones religiosas y sacerdotales.

Después del Noviciado, es indispensable que los Hermanos jóvenes continúen su formación religiosa y apostólica, doctrinal y profesional, en casas apropiadas.

‘Que el Espíritu del Señor descanse sobre ellos’. ¡Qué promesa! Este descanso del Espíritu de Dios sobre un alma es inefable. ¿Quién podrá comprender y contar estos secretos del amor, estos misterios del cielo? ¡Un alma muy amada por el Espíritu de Dios! ¡Un alma que pone toda su alegría en enriquecerse, en adornarse, sobre la que Él reposa!

1988: Jean Retière (Paul)
1995: Robert Letarte (Paul-Albert)
2014: Miguel Ortega Báscones (Marcellino). Nació en Rebolledo la Torre Burgos en 1934. Murió en Bilbao.