Jueves de la 7ª semana durante el año

Santiago 5, 1-6
Salmo 48, 14-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cualquiera que les dé de beber un vaso de agua porque son de Cristo, yo les aseguro que no quedará sin recompensa.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen en mí, sería mejor para él que le ataran al cuello una gran piedra de moler y lo echaran al mar.
Si tu mano te está haciendo caer, córtatela; pues es mejor para ti entrar con una sola mano en la vida que ir con las dos a la gehenna, al fuego que no se apaga. 
Y si tu pie te está haciendo caer, córtatelo;  pues es mejor para ti entrar lisiado en la vida que ser arrojado con los dos pies a la gehenna. 
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, sácatelo;  pues es mejor para ti entrar con un solo ojo en el Reino de Dios que ser arrojado con los dos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es buena, pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se lo devolverán? Tengan sal en ustedes y vivan en paz unos con otr
os.

Es probable que mientras decía esto Jesús seguía teniendo al niño entre sus brazos (v 36). Con este niño el Señor se estaba refiriendo a todas aquellas personas sencillas y débiles, los ‘pequeños’, los que no se pueden defender, los recién iniciados en la fe… El hacerlos tropezar consi

stiría en ponerles algún obstáculo que los apartara del Señor, en hacerlos desviar del camino que lleva al Reino de amor. La posición de privilegio y autoridad que los discípulos tenían podía convertirse en una piedra de tropiezo para otros si dejaban que se apoderase de ellos la ambición y el sectarismo.

Luego pasa al mal que podemos hacernos a nosotros mismos. No se debe entender literalmente lo que dice, porque el pecado no reside en las piernas, los ojos o las manos. Hay miradas equivocadas, erróneas, interesadas, egoístas, que miran sólo el interés, el bienestar, el aprovechamiento propio. Hay caminos elegidos adrede que no llevan a formar comunidad ni a dar alivio al hermano. Hay acciones queridas y proyectadas buscando el mal, ocasionando la desgracia ajena, creando infiernos en la tierra. ¡Pobre de aquél que usa así sus talentos! Hará mucho mal a otros y terminará destruyéndose a sí mismo.

Pidamos al buen Dios que nos envíe su Espíritu para que nuestras miradas, nuestros caminos, nuestras acciones busquen y construyan su Reino para los demás y, en consecuencia, para nosotros mismos.


MÁXIMA
Brilla con lo bueno que llevas dentro y harás brillar a otros.


Los sentimientos que me expresan son según Dios, y le doy gracias de haberlos puesto en sus corazones. Manténganse en guardia contra las astucias del enemigo de su salvación. (A varios Hermanos. 1848)

¿Qué hay en tu corazón
que haya sobrevivido,
que lleve puesto el ropaje
de cuando niño?
¿Qué hay en tu corazón
que llene de luz tu cara,
que haga brillar de fe tu mirada?
¿Qué hay en tu corazón
que tenga algo de rareza,
que sea como pasar
una puerta estrecha?
¿Qué hay en tu corazón
uniendo lo que más amas
con todo lo que en verdad
hace falta?

¿Qué hay en tu corazón?
¿Qué hay en tu corazón
sin miedo a la sensatez
ni a las circunstancias?
¿Qué hay en tu corazón
que mezcle paz y añoranza,
que tenga el sello indeleble
de la esperanza?

¿Qué hay en tu corazón
capaz de sentir asombro
y aquella humildad
que tiene el retorno?
¿Qué hay en tu corazón
creyendo aún en milagros
Y viéndolos suceder
a cada paso?

¿Qué hay en tu corazón, dime,
qué hay en tu corazón,
que sea la voz de Dios.
diciendo tu nombre,
que tenga la candidez
de los primeros amores,
del viento cuando desciende
desde los montes?

Que sea soplo de vida
girando en un rincón,
gritando tu semejanza
 con el Señor.