Génesis 3, 9-15Salmo 129, 1b-82 Corintios 4, 13-5,1
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer.Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: Es un exaltado.Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: Está poseído por Belzebul y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios.Jesús los llamó y por medio de comparaciones les explicó: ¿Cómo Satanás va a expulsar a Satanás?Un reino donde hay luchas internas no puede subsistir. Y una familia dividida tampoco puede subsistir. Por lo tanto, si Satanás se dividió, levantándose contra sí mismo, ya no puede subsistir, sino que ya llega a su fin.Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa.Les aseguro que todo será perdonado a los hombres: todos los pecados y cualquier blasfemia que profieran.Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón jamás: es culpable de pecado para siempre.Jesús dijo esto porque ellos decían: Está poseído por un espíritu impuro.Entonces llegaron su madre y sus hermanos y, quedándose afuera, lo mandaron llamar.La multitud estaba sentada alrededor de Jesús, y le dijeron: Tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera.Él les respondió: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de él, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Nos encontramos en la casa o más concretamente en casa. La casa, para el evangelista Marcos, es el lugar donde se manifiesta más claramente Jesús a sus discípulos y donde se comprenden sus palabras y explica los misterios a sus discípulos.En torno a esta casa se reúne una gran muchedumbre, de manera que apenas les dejaban tiempo para comer. Es muy probable que se estén congregando en torno a la casa que fuera destechada para bajar al paralítico (invitación a abrirse a las naciones, que a los judíos no gustó).El texto expresa que los parientes vienen para llevárselo, pues es un exaltado, es decir, está imbuido de una locura religiosa (no precisamente loco, pues a un loco no lo sigue una multitud, como sí pasa con Jesús). Posiblemente estos parientes, sean judíos cercanos a Jesús, que no quieren que Jesús siga el camino que viene insinuando. Pues abrirse a nuevas realidades no es fácil para nadie, menos para ellos, que aspiran a vengarse del opresor romano.Luego, entran en escena los escribas (estudiosos de la ley) venidos de Jerusalén, con una acusación muy clara: éste actúa así, porque está poseído por Belzebul y es por eso que quiere romper con las tradiciones del judaísmo.Y la escena termina con los familiares (madre y hermanos) que vienen por él, con la intención de llevárselo a casa (para que no rompa con el judaísmo). Se quedan afuera de la casa y piden que él salga. Que él salga de esa ‘nueva’ casa-grupo-familia que se estaba formando.Es una escena elaborada por Marcos para dar respuesta a los planteos que se estaban haciendo en la comunidad cristina. ¿Cómo debemos proceder? ¿A quiénes debemos hacer caso: a los parientes, a los escribas, a los familiares directos, a Jesús? Y la respuesta es clara: la adhesión debe ser a la nueva familia, a la nueva comunidad que está surgiendo, ya no unida por lazos de sangre ni de nacionalidad, sino por el cumplimiento de la voluntad de Dios. Los miembros de la nueva familia, los que están a su alrededor, son los que han intuido que el proyecto del Padre Dios, que Jesús les comunicó con hechos y palabras, es el camino a transitar. La argumentación de Jesús, frente a los escribas, va a consistir en sostener que, si el reino de los demonios está dividido, es que su dominio está llegando a su fin. Y que sólo hay uno que es más fuerte que Belzebul y que es capaz de atarle y arrojarle fuera, él (Jesús) mismo. Belzebul no puede contra el dueño de la casa que se está construyendo, Belzebul no puede con el Primogénito de esa familia de hermanos y hermanas.Y al referir, luego, al pecado contra el Espíritu Santo, está expresando que aquellos que procedan malintencionadamente, ataquen, blasfemen a conciencia contra la verdad manifestada, no por convencimiento, sino por gratuita acusación contra su persona, no tendrán perdón; pues donde el dedo de Dios se manifiesta, no se puede leer, la acción del mal espíritu.En la primera lectura, queda de manifiesto el actuar del demonio y las consecuencias del mismo. Adán y Eva, al oírlo a Dios, preguntar dónde están, se escondieron, pues habían franqueado el límite que éste les había puesto. Se dejaron seducir por el astuto demonio y la desconfianza les ganó la partida.Hoy nos puede seguir pasando lo mismo si sospechamos del amor gratuito del Padre Dios para con nosotros, si no confiamos en Jesús y en su proyecto de Reino y no trabajamos en la construcción de la mesa común, donde todos nos sintamos en pie de igualdad en torno a la persona de Jesús, haciendo, viviendo, encarnando lo que escuchamos de él.La nueva comunidad cristiana, constituida por Jesús, se basa en la vivencia de la Palabra anunciada, en el cumplimiento de la voluntad del Padre, en los gestos de fraternidad y acogida, en dinámicas de inclusión y no en la observancia de la Ley, ni de la concurrencia al Templo, ni la vivencia de las normas de pureza, sino en los lazos generados por vivir el mismo proyecto de Jesús.Los lazos con la comunidad de Jesús nos hacen sus hermanos y hermanas. Los lazos con la dinámica inspirada en la Ley y en la observancia me ponen fuera y me dejan fuera de esa comunidad. ¿Dónde quiero estar? ¿A qué dinámica me quiero sumar: a la suscitada por los parientes, a la suscitada por los escribas (acusación gratuita), a la de la madre y sus hermanos o a la inaugurada por Jesús?
Jesús y sus discípulos: vuelve a la casa después de una ajetreada jornada, la misión los demandaba, la misma requería mucha atención. En casa se encuentran para descansar, comer, charlar, aclararse aquellas palabras o parábolas que no habían comprendido. A la casa, también concurre la multitud. También los escribas y fariseos se aproximan a ella, aunque no con las mismas intenciones. En la casa, Jesús y sus discípulos, están sentados en corro, en actitud de escucha y acogida, aprendizaje. Algunos de los que se aproximan, acusan, señalan con el dedo malicioso; otros quieren llevárselo; otros se quedan fuera… ninguno de estos construyen la casa (la nueva comunidad) sino sólo aquellos que hacen la voluntad del Padre. Jesús eleva a la categoría de hermanas y hermanos suyos a los que están sentados en su derredor, pues hacen el querer del Padre. ¿Qué diría de vos, Jesús, por tu postura ante su mensaje?
Yo llamaba a un hermano, que había huido y no podía oír mi voz: hermano, ¿dónde estás? He aquí los pastores que quieren asociarte a la guardia y defensa de su rebaño; ¿dónde estás? He aquí los niños que te piden que les enseñes la doctrina de la salvación; ellos piden el pan de la vida, y no hay nadie para partírselo. Hermano, ¿dónde estás? He aquí a las madres desconsoladas por ver a sus hijos en malas escuelas, y que no ahorrarían ningún sacrificio para contribuir a crear una buena; pero a falta de un maestro cristiano, que les enseñe desde la primera edad los hábitos de piedad y de virtud, estos pobres niños nunca aprenderán a conocer a Dios ni a amarle. Hermano, ¿dónde estás? ¿Dónde estás? (Retiro a los hermanos, S VII 2205 – 06)
Para avanzar me basta tu mirada,la mano amiga de la comunidad,el cuerpo roto, la Sangre derramaday un mundo joven sediento de unidad.Para avanzar unamos nuestras manos,creando lazos, en camino tras la Paz.que Juan María nos llama a ser hermanos,signos visibles de fraternidad.Un deseo nos convoca, se hace nuestro,y dirige nuestros pasos hasta el fin:el anhelo expresó Jesús Maestro“Que los niños vengan todos junto a mí”.Y nos urge la palabra recia y fuerteque nos dice Juan María: “Por favor,no pueden dejar los niños a su suerte,denles el pan, denles la fe, denles amor”.Por los pobres, los pequeños, y excluidoslos que pierden la sonrisa, el porvenir…Con mi mano que se alcen los caídoscon mis labios, brote un nuevo sonreír.Ven conmigo y pintaremos de alegría,Los rincones más oscuros de tu hogar,Soy tu ángel, tu hospital, de noche y díaTe doy alas de esperanza y a volar.