1 Reyes 17. 1-6Salmo 120, 1-8
Lo seguían grandes multitudes que llegaban a Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania.Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.Felices los afligidos, porque serán consolados.Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
Si algo hay claro en este texto, que siempre se ha considerado central en el Evangelio, es que lo primero que le preocupa a Jesús, lo primero que desea para los seres humanos, es la felicidad. Jesús insiste en eso machaconamente. Jesús habla de los que son dichosos. No habla de los “ricos”, ni de los “poderosos”, ni de los” notables”. Ni siquiera se refiere a los que son “religiosos”. Jesús se centra en lo que es central para todos los seres humanos. Está clara la mentalidad de Jesús.Jesús piensa y quiere la felicidad de todos. Pero, ¿desde dónde él ve la felicidad? No la ve, ni la piensa, desde los que tienen, los mejor situados en la vida. La ve desde los que no tienen, los que están más abajo en este mundo. Ahora bien, desde dónde se ve la vida, determina cómo se ve la vida. Jesús ve este mundo y esta vida desde las carencias de los pobres, desde el dolor de los que sufren y lloran, desde el trabajo de los que se afanan porque en este mundo haya paz, desde el corazón limpio de las buenas personas, desde la humillación de los que se ven perseguidos, insultados y calumniados. Cuando la vida se ve desde tales situaciones, lógicamente se moviliza lo mejor que cada cual lleva en sus entrañas: la sensibilidad ante el sufrimiento; y la protesta ante los causantes de tanta injusticia.El peligro que tienen las “Bienaventuranzas” es que las promesas de Cielo, que Jesús hace en ellas, sean utilizadas por gente inmoral para desplazar su contenido a la “otra vida”. Es la inmoralidad de los “espirituales”, que se sirven del Cielo para vivir ellos mejor en la Tierra.
MÁXIMA:Felices los que siguen a Jesús
Hijos míos, sentimientos muy diferentes animan a la mayoría de los cristianos de hoy: el desapego del mundo y sus placeres, el deseo de bienes celestiales, la sencillez, la modestia, la obediencia, la humildad, se ven como las austeras y rígidas virtudes de un tiempo que nuestra razón no había iluminado.Se les llama felices sólo a hombres poderosos y ricos. Se los considera sabios y se estima sólo a los hombres que trabajan para crecer a cualquier precio, y se mira con lástima a aquéllos que, poniendo la salvación por encima de todo, usan las cosas de este mundo como si no las usaran y tienen puestas en el cielo todas sus esperanzas. Lo sé, en todo momento ha habido errores y desórdenes; nunca, sin embargo, se ha visto algo como lo que vemos; nunca el amor al oro y a los placeres corrompieron las conciencias hasta el punto en que están hoy (S. VII, p. 2014-42)
Están surgiendo voces escondidas,están amaneciendo otras verdades.Se acercan con antorchas encendidas,iluminando nuestras ciudades.Son fruto de la paz y de las guerras,son signo de incalculable valor.Son hombres y mujeres de esta tierra,son mis iguales, son lo que yo.Alégrense los que creen en los demás,los que se dejan por otros la piel.Preocúpense los que acumulan bienestar,los que buscan el poder.Alégrense los que construyen la Verdad,los que soñaron un mundo al revés.Preocúpense los que no quieren dialogar,los que no saben ceder.Están subiendo porque somos Norte,se están quedando porque “aquí es mejor”.Entraron sin sellar el pasaporte,pero trajeron su corazón.No son testigos mudos, sin memoria;ni son el lastre de nuestra inflación.Son parte trascendente de la historia.No son problema, son solución.Alégrense los que creen en los demás,los que se dejan por otros la piel.Preocúpense los que acumulan bienestar,los que buscan el poder.Alégrense los que construyen la Verdad,los que soñaron un mundo al revés.Preocúpense los que no quieren dialogar,los que no saben ceder.Preocúpense, preocúpenselos que “son alguien”… preocúpense.Preocúpense, preocúpenselos intachables… preocúpense.Preocúpense, preocúpenselos que no lloran… preocúpense.Preocúpense, preocúpenselos que atesoran… preocúpense.Alégrense, alégrense,los excluidos… alégrense.Alégrense, alégrense,los perseguidos… alégrense.Alégrense, alégrense,los que confían… alégrense.Alégrense, alégrense,los que se fían… alégrense.Preocúpense los empresarios,que pagan salarios de risa y de hiel.Alégrense los voluntarios,si son solidarios estén donde estén.Preocúpense los puritanos,que lavan sus manos cumpliendo la Ley.Alégrense los compañeros,que siempre estuvieron, con dudas o fe.Alégrense los humanistas,los gays, los artistas, la gente de bien…Alégrense y hasta la vista,y perdonen que insista… ustedes también.Alégrense, alégrense, …