MARÍA (III)

¡Qué hermoso día, queridos hijos, éste en que van a presentarse en el templo de Jesucristo, bajo los auspicios de su Madre, en que van a consagrarse a su servicio, consagrándose al de María, que van a tomar como patrona y escoger como su modelo! (S II p. 962)

Santísima Virgen María,
Con estas ardientes palabras,
Nosotros, tus fieles servidores,
Nos consagramos a ti enteramente,
Como a nuestra maestra,
nuestra reina y nuestra madre.
Queremos abandonarnos
a las delicias de tu amor virginal.
Permite que estos pecadores,
Unidos no por la sangre
sino por el deseo de pertenecerte totalmente,
Se consagren al Señor Jesús a través de ti.
Ponemos en tus manos nuestro pobre amor
Y el humilde y gozoso compromiso
De vivir hoy y siempre como esclavos tuyos.
No podemos ofrecerte nada digno de ti, María.
Recibe únicamente nuestros débiles
y miserables corazones.
Queremos que te pertenezcan totalmente.
Tu tierno e indulgente amor
no despreciará esta pequeña ofrenda.
Santa María, Virgen y Madre,
Nos entregamos y consagramos
a ti para siempre.
Consíguenos que hoy vivamos
en todo como hijos tuyos.
Feli y Juan María 19/06/1809

De este nuevo amanecer
fuiste el crepúsculo mujer.
Tu sí fue la respuesta
con que el hombre Dios pudo nacer.

En su candoroso andar
las heridas, Cristo, no sufrió:
Sus brazos fueron cuna de sonrisa y algodón.

Madre del mundo, Virgen paciente,
tímida, umbral que le abres paso al cielo.
Dicen que hoy muere en la cruz,
tu Hijo, Jesús. (Semilla de luz)

Creció el niño hasta los treinta,
como una hoja junto a Ti, rama vital,
pero este crudo otoño,
los hubo de separar.

Pero llegará pronto el día
en que lo vuelvas a ver, María,
en la gloria del reino celestial.

De este triste atardecer
Tú fuiste crepúsculo mujer.

Antífona 1
Ofrézcanle, a María, el pesar de haber obrado mal y el propósito de vivir mejor.

Salmo 5
Oración de la mañana

Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío.

A ti te suplico, Señor;
por la mañana escucharás mi voz,
por la mañana te expongo mi causa,
y me quedo aguardando.

Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.

Pero yo, por tu gran bondad,
entraré en tu casa,
me postraré ante tu templo santo
con toda reverencia.

Señor, guíame con tu justicia,
porque tengo enemigos;
alláname tu camino.

En su boca no hay sinceridad,
su corazón es perverso;
su garganta es un sepulcro abierto,
mientras halagan con la lengua.

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.

Porque tú, Señor, bendices al justo,
y como un escudo lo rodea tu favor.

Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Ofrézcanle, a María, el pesar de haber obrado mal y el propósito de vivir mejor.


Antífona 2
Yo, indigno como soy, invocaré a María con una humilde pero muy viva confianza.

Salmo 24
Oración por todas clases de necesidades

A ti, Señor, levanto mi alma; 
Dios mío, en ti confío 
no quede yo defraudado, 
que no triunfen de mí mis enemigos, 
pues los que esperan en ti no quedan defraudados, 
mientras que el fracaso malogra a los traidores. 

Señor, enséñame tus caminos, 
instrúyeme en tus sendas: 
haz que camine con lealtad; 
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, 
y todo el día te estoy esperando. 

Recuerda, Señor, que tu ternura 
y tu misericordia son eternas; 
no te acuerdes de los pecados 
ni de las maldades de mi juventud; 
acuérdate de mí con misericordia, 
por tu bondad, Señor. 

El Señor es bueno y es recto, 
y enseña el camino a los pecadores; 
hace caminar a los humildes con rectitud, 
enseña su camino a los humildes. 

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad 
para los que guardan su alianza y sus mandatos. 
Por el honor de tu nombre, Señor, 
perdona mis culpas, que son muchas. 

¿Hay alguien que tema al Señor? 
Él le enseñará el camino escogido: 
su alma vivirá feliz, 
su descendencia poseerá la tierra. 

El Señor se confía con sus fieles, 
y les da a conocer su alianza. 
Tengo los ojos puestos en el Señor, 
porque Él saca mis pies de la red. 

Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, 
que estoy solo y afligido. 
Ensancha mi corazón oprimido 
y sácame de mis tribulaciones. 

Mira mis trabajos y mis penas 
y perdona todos mis pecados; 
mira cuántos son mis enemigos, 
que me detestan con odio cruel. 

Guarda mi vida y líbrame, 
no quede yo defraudado de haber acudido a ti. 
La inocencia y la rectitud me protegerán, 
porque espero en ti. 

Salva, oh Dios, a Israel 
de todos sus peligros.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
Yo, indigno como soy, invocaré a María con una humilde pero muy viva confianza.


Como no pueden agradar a María más que en la medida en que amen a su divino Hijo, como no pueden amar a Jesucristo sin estar llenos del deseo de darlo a conocer, de que sea bendecido, de hacerlo amar por todos las personas que él mismo ha amado hasta el punto de morir por ellas.
Estén siempre dispuestos a exhalar en torno a ustedes lo que el apóstol llama el buen olor de Jesucristo, es decir un perfume de inocencia y de virtud, de modo que sus compañeros, testigos de su fervor, de su fidelidad en cumplir sus deberes, y de la dicha que encuentran en cumplirlos, sean empujados por su ejemplo por los caminos dichosos por los que ustedes mismos caminan, siguiendo a nuestro divino Maestro (S 71 E 253)

Antífona
Rodeen este altar y conságrense al servicio de esta Virgen augusta y santa por quien la vida ha entrado en el mundo.

Bendito es nuestro Dios
porque ha venido a redimir
a su pueblo con amor.

Él nos envió al poderoso salvador, Jesucristo el Señor,
y así nos concedió ser libres del temor
al rescatarnos del poder del mal,
a fin de servir con justicia y santidad
y hacer su perfecta voluntad.
/Amén y amén/ (bis)

Antífona
Rodeen este altar y conságrense al servicio de esta Virgen augusta y santa por quien la vida ha entrado en el mundo.

A cada intención respondemos:

María, nos confiamos a tu intercesión

-. Ponemos en tus manos a la familia humana que peregrina en este tiempo con una conciencia de mayor solidaridad y en búsqueda de una paz apoyada en la justicia.

-. Confiamos a tu intercesión a la familia menesiana para que profundice su actitud de discípula misionera.

-. Ponemos bajo tu protección a los jóvenes que están viviendo alguna de las etapas de formación inicial en el Distrito Divina Providencia.

-. Confiamos a tu protección maternal la vida de los Hermanos mayores para que encuentren en sus hermanos gestos de ternura que les revelen el rosto del Padre Dios.

-. Ponemos bajo tu mirada las obras educativas destinadas a atender a los que viven en las periferias existenciales.

Padre bueno, por intercesión de María, tu hija predilecta, derrama sobre el género humano tu bendición de paz para que peregrinemos en estas tierras con la certeza de tu mirada misericordiosa sobre nosotros. Por Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.