Hechos 12, 1-11Salmo 33, 2-92ª Timoteo 4, 6-8. 17-18
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?Ellos le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista, otros Elías y otros Jeremías o alguno de los profetas.Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.Y Jesús le dijo: Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.
El Evangelio de Mateo fue escrito para judíos convertidos que habitaban en la región de la Galilea y de Siria. Estas comunidades sufrían persecución debido a su fe en Jesús. Por eso se escondían o mantenían su fe en secreto. En este ambiente, Jesús quiere saber qué piensan acerca de Él. Pedro toma la palabra y, en nombre de los discípulos, realiza una profesión de fe diciendo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.El Evangelio quiere animar a los que sufren y confirmar en la fe a los que dudan. Esto lo logra por medio de la figura de Pedro, uno de los personajes más completos y mejor caracterizado en los Evangelios con quien podemos identificarnos. Es Pedro quien está dispuesto a dar la vida por su Señor, pero en ocasiones es débil y temeroso. Pedro, quién debe ser piedra sólida y líder de la comunidad, experimenta momentos gloriosos en su camino discipular, pero también es a quien se le pide que no dude y que tenga fe. (Francisco Díaz SJ)El papa Francisco nos dice: «Nosotros ciertamente no nos sentimos rocas, sino solo pequeñas piedras. Aun así, ninguna pequeña piedra es inútil, es más, en las manos de Jesús la piedra más pequeña se convierte en preciosa, porque Él la recoge, la mira con gran ternura, la trabaja con su Espíritu, y la coloca en el lugar justo, que Él desde siempre ha pensado y donde puede ser más útil a toda la construcción. Cada uno de nosotros es una pequeña piedra, pero en las manos de Jesús participa en la construcción de la Iglesia. Y todos nosotros, aunque seamos pequeños, nos hemos convertido en «piedras vivas», porque cuando Jesús toma en la mano su piedra, la hace suya, la hace viva, llena de vida, llena de vida del Espíritu Santo, llena de vida de su amor, y así tenemos un lugar y una misión en la Iglesia: esta es comunidad de vida, hecha de muchísimas piedras, todas diferentes, que forman un único edificio en su signo de la fraternidad y de la comunión». (27-08-2017)
Alégrense pues, hijos míos; son el pequeño rebaño que Jesús ha bendecido y sobre el que vela con la más tierna solicitud; pone entre ustedes y el mundo, su enemigo, barreras que no podrá sobrepasar, ni romper. Él mismo está en medio de ustedes para cuidarlos y defenderlos. Es su pastor y nada les faltará. Los mejores medios de salvación están a su disposición. Sí, los llevará por el buen camino por la gloria de su nombre, y espero, que su misericordia los acompañe todos los días de su vida. (Sermón contra los peligros y los escándalos del mundo.)
¿Señor, a quién iremossi tú eres nuestra vida?¿Señor, a quién iremossi tú eres nuestro amor?¿Quién como tú conocelo insondable de nuestro corazón?A quién como a ti le pesannuestros dolores, nuestros errores?¿Quién podría amar cómo túnuestra carne débil,nuestro barro frágil?¿Quién como tú confíaen la mecha que humeaen nuestro interior?¿Quién como tú sostienenuestra esperanza malheriday nuestros anhelos insaciables?¿Quién como tú esperanuestro sí de amor?