Santa Isabel de Portugal


Amós 7, 10-17
Salmo 18, 8-11

En aquel tiempo Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad.


Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla.
Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados.
Algunos escribas pensaron: Este hombre blasfema.
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: ¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: «tus pecados te son perdonados», o «Levántate y camina»?
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados –dijo al paralítico– levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.
Él se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

Lo llevaron:
El cristiano debe llevar al encuentro de Jesús a esas personas que están paradas en la vida. Que no la caminan, sino más bien que están estancadas, sin ir a ningún lado. Vos y yo tenemos que acompañar y llevarlos a Jesús para que Jesús los sane, no nosotros, nosotros solo llevamos ¡No te confundas! Salvador hay uno solo. Para esto es necesario el tú a tú, esa relación cercana y confidente.

Ánimo, hijo:
Jesús al sanar da ánimo y al dar ánimo, sana. Porque el que se enferma en la vida y de la vida no tiene ánimo de vivir, al contrario, está bajón y bajonea a los que los rodean. Busca a Jesús en la oración para mirar adelante y seguir para adelante. No te quedes lamentando los problemas o quién produjo los problemas, busca la solución y cómo puede resolverse de la mejor manera ese problema y ese problema será resuelto y con mucha enseñanza para ti.

Lo que piensan:
Jesús sabe lo que piensan de él pero a él no le importaba, porque estaba cumpliendo su misión, a la que su Padre Dios le encomendó, y tenía en claro quién era él. Aclara y ubica a estos. Vos recordá que ante todo lo que hagas en esta vida para bien, algunos te criticarán y liquidarán. Vos volvé a vos y recordá cuál es tu vocación, tu elección de vida y quién sos vos. Teniendo en claro eso, sos un titán de la vida que lograrás mucho. (P. Zazano)


MÁXIMA
Levántate y camina


En todo caso, trata a ese pobre hermano con dulzura, no le hagas ningún reproche que pueda herirlo o irritarlo. Ábrele tu corazón para que él pueda poner en él el suyo, para sentir el calor, para curarse. Procura que se comprometa a responder a mis últimas cartas y a confesarme él mismo sus equivocaciones. Casi nunca me escribe, y es un mal para él, porque un superior tiene la gracia para conducir a aquéllos que la Providencia le ha confiado” (Al H. Ambrosio, 1844)

Consolad a mi pueblo, dice el Señor,
hablad al corazón del hombre,
gritad que mi amor ha vencido,
preparad el camino
que viene tu Redentor.

Yo te he elegido para amar,
te doy mi fuerza y luz para guiar.
Yo soy consuelo en tu mirar.
¡Gloria a Dios!

Consolad a mi pueblo, dice el Señor,
sacad de la ceguera a mi pueblo.
Yo he formado contigo
una alianza perpetua.
Yo soy tu único Dios.

Consolad a mi pueblo dice el Señor,
mostradle el camino de libertad.
Yo os daré fuertes alas,
transformaré sus pisadas
en sendas de eternidad.