San Benito

Oseas 11, 1-4. 8-9
Salmo 79, 2-3. 15-16

Jesús envió a sus discípulos, diciéndoles:
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios.
Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.
Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.
Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.
Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

1.- Anunciar:
Es a ello de lo que estás invitado. Sal y anuncia el Reino de Dios. Tu misión es anunciar a Jesús y no te detengas por no ser el jefe de la pastoral. No eres enviado a ser el ministro de la Eucaristía o el que forma parte del sanedrín del cura. Estás llamado a anunciar el reino de Dios y tu vida corre a ello.

2.-Curar:
Tu vida debe ser un alivio para los demás. No dejes de llevar a Jesús y sanar a tus hermanos desde Jesús.
No lleves conflictos a los demás, sé un alivio. Tu vida implica curar a los otros; no dejes de luchar por ello, porque tu vida apunta a ser una bendición para los otros y con los otros.

3.- Expulsar:
Cuántos hoy tienen conflictos internos y también almas infectadas en cosas que no son Dios. Tú tienes que expulsar todo aquello que no es Dios, con tu cercanía y tu oración; tu oración libera al otro. Libera a tu hermano, sana y purifica con tu sacrificio y oración. (P. Zazano)


MÁXIMA
¡Vamos a anunciar al Señor!


Dejen su país, su familia; sacrifiquen todo; vayan a enseñar a esos niños que piden el pan de la instrucción y que están expuestos a perecer porque no hay nadie que lo rompa y se lo distribuya» (Sermones VII p. 2242.)

Sueño que aprendamos a escuchar
para construir comunidad.
Mis hermanos me hablarán de su realidad
estrechando los lazos para andar.

Hay silencios que nos hablan
y palabras que nos marcan
los senderos que debemos transitar.

/A la escucha y en camino
compartiendo el pan, el vino,
la tristeza, la alegría y nuestro hogar/ Bis

Hoy Jesús nos llama a caminar.
Él nos une en fraternidad.
Nuestros dones se unirán para transformar
este mundo en un mejor lugar.

Un nuevo horizonte va a brillar.
Él nos llama en la diversidad.
Menesianos, vamos ya. Hay que comenzar
como hermanos, paso a paso, a caminar.