Santa María, Señora nuestra,nos refugiamos en el regazo de tu misericordia.Bajo tu bendita proteccióny tu especial custodia,ponemos confiadamente, hoy y cada díay en la hora de nuestra muerte,nuestra alma y nuestro cuerpo,nuestras esperanzas y consuelos,nuestras angustias y miserias,nuestra vida y nuestra muerte,para que, por tu intercesión y tus méritos,todas nuestras obras se dirijan y ordenenconforme a tu voluntady a la de tu divino Hijo. Amén
Con este mismo espíritu de colaboración, los Hermanos exponen sus puntos de vista a los Superiores con toda humildad, docilidad y caridad, sobre todo cuando tengan una razón fundada para pensar que una orden prevista es inadecuada o inoportuna. Sin embargo, están dispuestos a aceptar plenamente la decisión que se tome.
Las pequeñas heridas del amor propio se hacen pronto úlceras cuando uno no se apresura a curarlas.
1967: Clarus Hervieux2014: Yves Hubon (Yves-Armel)