Zacarías 2, 14-17Lucas 1, 46-55
Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con Él.Alguien le dijo: Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte.Jesús le respondió: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
El evangelio de hoy nos relata un episodio que en cierto sentido nos cuesta comprender. La misma idea aparece en otros párrafos de los evangelios sinópticos, donde Jesús dice haber venido a traer enfrentamientos entre hijo y padre, hija y madre, nuera y suegra, etc., etc. A simple vista, pareciera el acabose de las relaciones familiares tal como las entiende nuestra cultura.Sin embargo, Jesús no reniega de su familia. Al contrario, amplía el concepto de madre y hermanos porque implica el amor a muchos bajo una sola forma de comprender la maternidad y la fraternidad: cumpliendo la voluntad del Padre del cielo. Jesús sitúa la maternidad y la fraternidad en el modo de ser de Dios. Dios es quien nos da la vida, y la vida que tenemos está inserta en el modo de ser de Dios. La voluntad de Dios, es comprender su compasión y misericordia como lenguaje también humano.Hoy Jesús, en el Evangelio, nos incluye en una nueva familia. Hoy él nos llama hermanos y hermanas. Y así nos impulsa a que nosotros también llamemos del mismo modo a quienes están con nosotros. Y, al verlos sufrir, estar en soledad o ser excluidos, también podamos abrazarlos y decir con el Señor: “Estos son mis hermanos y hermanas”. (Boosco)
MÁXIMAVivamos en modo familia
En esta época dichosa, los vuelvo a ver a todos, nos reencontramos en esta casa en la que han sido de nuevo engendrados en Jesucristo y que les ha servido de cuna; aquí gustarán, saborearán con delicia las santas alegrías de la familia; cantarán a una sola voz, en un solo coro, el cántico del profeta: ‘Qué bueno, qué dulce es para los hermanos habitar juntos en una misma morada. La paz fraterna de la que gozan es como el perfume que derramado en la cabeza de Aarón, desciende sobre su rostro hasta el borde de sus vestidos; es como el rocío del Hermón que desciende sobre la montaña de Sión’. (Sermón sobre las ventajas del retiro)
Pon tu celular en modo amigo,en modo amor, en modo hermano,en modo hijo.Si no quieres quedar sin bateríapon tu celular en modo vida.¿Qué tal si nos sentamos a charlar?¿Qué tal si nos comemos un heladoy emprendemos la titánica misiónde mirarnos a los ojos y encontrarnos?¿Qué tal si me reemplazas ese besoque me mandaste en un emoticón?Que si es de carne y hueso,entonces esos corazonesen los ojos tendré yo.Vamos a hacer una revoluciónhumilde, aparentemente tonta.Seamos cavernícolas un ratocaminando simplementede la mano.Y sea tu mirada mi señaly tu compañía mi recarga.Sea el sonido de tamborde tu noble corazón,mi ringtone.