2ª Corintios 4, 7-15Salmo 125, 1-6
La madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo.¿Qué quieres?, le preguntó Jesús.Ella le dijo: Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.No saben lo que piden, respondió Jesús. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?Podemos, le respondieron.Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre.Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.Pero Jesús los llamó y les dijo: Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo, como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
Jesús se encuentra cerca de Jericó subiendo hacia Jerusalén. Allí anuncia a los doce, por tercera vez, que será entregado y condenado a muerte y al tercer día resucitará. Él Señor, será considerado como lo más bajo de la sociedad y condenado a morir de una manera horrible. Sin embargo, sus discípulos parecen no entrar en esa onda de abajamiento. Ellos sueñan con puestos de honor, a la derecha del rey, en lo más alto de la pirámide del poder.Ya se lo habían preguntado antes según Mateo, de una manera más general: “¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?” (18,1) Jesús entonces tomó a un niño y les dijo aquello de “El que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos”. (18,4) Ahora Mateo dice que vino la madre de los hermanos Juan y Santiago a interrogar a Jesús. ¿Verdad o recurso para no decir que fueron ellos directamente los interesados? Lo cierto es que seguían anclados en la mentalidad tan común en nosotros de adquirir poder, notoriedad, fama. Y que los demás lo vean y aplaudan. Y se les da un poco de envidia, mejor todavía.Y se nota que no eran los Zebedeos los únicos interesados en los puestos. Los demás se enojaron. Ellos también querían lo mismo. Los hermanos se le adelantaron.Jesús es muy paciente con ellos y vuelve a explicarles que grande es el que sirve. Él es el paradigma de ello: Es el más grande en el Reino de Dios, porque lo entregó todo, aun la vida, al servicio de los demás. Más adelante los discípulos también lo comprenderán y muchos de ellos, después de una vida entregada completamente a expandir la Buena Nueva, morirán por Jesús.“Siempre existió esa tentación del poder y de la hipocresía, de pasar del estupor religioso que Jesús nos da cuando nos encuentra, a querer sacar una ventaja personal. Esta fue también la propuesta del diablo a Jesús en las tentaciones. Una la del pan, la otra la del espectáculo: Vamos a hacer un gran espectáculo, así todas las personas van a creer en ti. Y la tercera, la apostasía, es decir, la adoración de los ídolos. Y esta es una tentación diaria de los cristianos, nuestra, de todos los que son de la Iglesia: la tentación del poder mundano. (Papa Francisco, 20 de abril de 2015)
MÁXIMALa grandeza está en servir
Pero ¿qué es ser servidor de Jesucristo? ¿Es solamente adorar su nombre y doblar la rodilla ente sus altares? Por desgracia muchos cristianos lo creen así. Con tal de cumplir con ciertos actos externos de religión, se imaginan que no se les pide más. No saben que la adoración en espíritu y en verdad que Jesucristo pide a sus discípulos no consiste sólo en observancias farisaicas, sino en el amor y en la práctica de todas las virtudes de las que Jesucristo es modelo, en el desprecio interior de todos los falsos bienes, de los que Jesucristo nos ha dado a conocer su vanidad y su nada. (Sermón sobre la fiesta de la anunciación)
Hazme instrumento de tu paz,que donde haya odio ponga yo amor,donde hay ofensa ponga yo perdón,donde hay discordia ponga yo unión.Donde haya duda ponga yo la fe,donde haya error ponga yo verdad,donde hay tristeza ponga yo alegría,donde hay tinieblas ponga yo la luz.Oh Maestro, que no me empeñe tantoen ser consolado sino en consolar,en ser comprendido sino en comprender,en ser amado sino en amar.Hazme instrumento de tu paz,porque dando siempre se recibe,perdonando se alcanza el perdón,muriendo se va a la vida eterna.Oh Maestro, que no me empeñe tantoen ser consolado sino en consolar,en ser comprendido sino en comprender,en ser amado sino en amar.