Jeremías 18, 1-6Salmo 145, 1-6
Jesús dijo a la multitud: El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?Sí le respondieron.Entonces agregó: Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo.Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.
Esta parábola, la última de las siete parábolas del Reino, es muy parecida a la del trigo y la cizaña. Así como crecen juntos el trigo y la cizaña, en la red viene de todo, lo que sirve y lo que no. De esta tarea Pedro, Andrés, Santiago, Juan y muchos de los que escuchaban esta parábola de la red sabían y mucho. Jesús, en esta ocasión, se refiere a una práctica muy común y bien conocida por los oyentes: Los pescadores, al volver a la orilla, recogían los peces buenos en canastas y descartaban los que no servían.Jesús con esta enseñanza nos invita a la vigilancia. Todo no es igual, no da lo mismo cualquier actitud, cualquier decisión. Hay una forma de vivir que hace al Reino de Dios. Él es el modelo a seguir. Por eso tenemos que conocer en profundidad las actitudes, las decisiones, la forma de pensar del Maestro, seguir sus huellas, porque ese es el camino que construye Reino, que lleva a su casa eterna.
MÁXIMAJesús es el modelo a seguir
¿No es Dios nuestro modelo? Consideren una después de otra sus perfecciones adorables, su justicia, su bondad, su caridad, su misericordia, su paciencia, sus divinos atributos, y miren si son su imagen. ¡Oh, no!… ¡Qué lejos estamos de ser dirigidos por su espíritu y de obrar de manera conforme a sus designios y según la voluntad de su eterna sabiduría! Pero no nos desanimemos: como buenos hermanos, como hijos fieles completamente unidos entre sí, ayudémonos los unos a los otros a caminar con paso firme por el camino por el que nuestro Padre nos ha llamado y que debe conducirnos a Él” (Sermón sobre la obligación de tender a la perfección)
Jesús, al contemplar en tu vida,el modo que tú tienes de tratar a los demás, me dejo interpelar por tu ternura. Tu forma de amar nos mueve a amar. Tu trato es como el agua cristalina, que limpia y acompaña el caminar.Jesús, enséñame tu modode hacer sentir al otro más humano.Que tus pasos sean mis pasos,mi modo de proceder.Jesús, hazme sentir con tus sentimientos,mirar con tu mirada,comprometer mi acción;donarme hasta la muerte por el reino,defender la vida hasta la cruz,amar a cada uno como amigoy en la oscuridad llevar tu luz.Jesús, yo quiero ser compasivo con quien sufre,buscando la justicia, compartiendo nuestra fe.Que encuentre una auténtica armoníaentre lo que creo y quiero ser;mis ojos sean fuente de alegría,que abrace tu manera de ser.Quisiera conocerte, Jesús, tal como eres.Tu imagen sobre mí es lo que transformarámi corazón en uno como el tuyo,que sale de sí mismo para dar;capaz de amar al padre y los hermanos,que va sirviendo al reino en libertad.