Éxodo 16, 2-4. 12-15Salmo: 77, 3.4bc.23-25.54Efesios 4, 17.20-24
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: Maestro, ¿cuándo llegaste?Jesús les respondió: Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello.Ellos le preguntaron: ¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?Jesús les respondió: La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado.Y volvieron a preguntarle: ¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo.Jesús respondió: Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.Ellos le dijeron: Señor, danos siempre de ese pan.Jesús les respondió: Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
El discurso del Pan de Vida (Jn 6, 22-71) es una secuencia de siete breves diálogos entre Jesús y las personas que se encuentran con Él después de la multiplicación de los panes. Jesús trata de abrir los ojos de la gente, haciéndoles entender que no basta luchar por el pan material. La lucha cotidiana por el pan material no llega a la raíz, si no va acompañada de una mística. ¡No sólo de pan vive el hombre! (Dt 8,3).Los siete breves diálogos son una catequesis muy bella que explica a la gente el significado profundo de la multiplicación de los panes y de la Eucaristía. A lo largo de todo el diálogo aparecen las exigencias que el vivir desde la fe en Jesús traza para nuestra vida. La gente reacciona, se asombra por las palabras de Jesús. Pero Jesús no cede, no cambia sus exigencias. Por esto, muchos lo abandonarán al final. En la primera lectura el pueblo protesta contra Dios y contra Moisés porque en Egipto comían hasta llenarse y en el desierto se estaban muriendo de hambre. Dios les dará el maná, como alimento diario. Jesús le había dado pan en abundancia al pueblo y éste lo busca.Pagola, al respecto expresa:“La gente necesita a Jesús y lo busca. Hay algo en él que les atrae, pero todavía no saben exactamente por qué lo buscan ni para qué. Según el evangelista, muchos lo hacen porque el día anterior les ha distribuido pan para saciar su hambre.Jesús comienza a conversar con ellos. Hay cosas que conviene aclarar desde el principio. El pan material es muy importante. Él mismo les ha enseñado a pedir a Dios «el pan de cada día» para todos. Pero el ser humano necesita algo más. Jesús quiere ofrecerles un alimento que puede saciar para siempre su hambre de vida.La gente intuye que Jesús les está abriendo un horizonte nuevo, pero no saben qué hacer, ni por dónde empezar. El evangelista resume sus interrogantes con estas palabras: y ¿qué debemos hacer para realizar las obras de Dios? Hay en ellos un deseo sincero de acertar. Quieren trabajar en lo que Dios quiere, pero, acostumbrados a pensarlo todo desde la Ley, preguntan a Jesús qué obras, prácticas y observancias nuevas tienen que tener en cuenta.La respuesta de Jesús toca el corazón del cristianismo: «la obra (¡en singular!) que Dios quiere es ésta: que crean en el que él ha enviado». Dios, sólo quiere que crean en Jesucristo pues es el gran regalo que él ha enviado al mundo. Ésta es la nueva exigencia. En esto han de trabajar. Lo demás es secundario.Después de veinte siglos de cristianismo, ¿no necesitamos descubrir de nuevo que toda la fuerza y la originalidad de la Iglesia están en creer en Jesucristo y seguirlo? ¿No necesitamos pasar de la actitud de adeptos de una religión de «creencias» y de «prácticas» a vivir como discípulos de Jesús?La fe cristiana no consiste primordialmente en ir cumpliendo correctamente un código de prácticas y observancias nuevas, superiores a las del antiguo testamento. No. La identidad cristiana está en aprender a vivir un estilo de vida que nace de la relación viva y confiada en Jesús el Cristo. Nos vamos haciendo cristianos en la medida en que aprendemos a pensar, sentir, amar, trabajar, sufrir y vivir como Jesús.Ser cristiano exige hoy una experiencia de Jesús y una identificación con su proyecto que no se requería hace unos años para ser un buen practicante. Para subsistir en medio de la sociedad laica, las comunidades cristianas necesitan cuidar más que nunca la adhesión y el contacto vital con Jesús el Cristo”.Los menesianos estamos llamados a dejarnos trabajar por el Espíritu para que el Padre encuentre en nosotros las perfecciones de su Hijo, a ser sus discípulos misioneros desde los centros educativos y a favor de los niños y jóvenes que nos son confiados, porque esta es la gran obra del Padre que todos conozcan y crean en el enviado, Jesucristo.Para Juan María esta centralidad es esencial, al punto que fue la razón de ser de las numerosas escuelas que fundó: para dar conocer y amar a Jesucristo. Estamos llamados a recuperar esta razón de ser de los centros educativos, si la hemos olvidado, caso contrario, a compartirla con todos los que hacemos misión en ellos.
Jesús y la multitud: Jesús confronta con ellos, los cuestiona, les ayuda a re-pensar la primera respuesta que están dando a la motivación por la que lo buscan. ¿Qué es lo que realmente quieren? No quiere que se engañen con la primera respuesta que aflora y trata de desenmascararlos, respecto de lo que realmente los mueve. Jesús cuando percibe que las motivaciones de la multitud son interesadas, no se las deja pasar, busca que se aclaren y se sinceren. Vos, ¿por qué buscas/seguís a Jesús? ¿Qué te mueve en la relación con él?
Cuando nos dice que quiere nuestra santificación, es como si dijera que quiere encontrar en nosotros las perfecciones de su Hijo: que estemos de algún modo y tanto como lo permita la humana debilidad revestidos de Jesucristo, como dice el apóstol… que sigamos a Jesucristo en todos sus caminos… que juzguemos todas las cosas como El las juzgó, que amemos lo que Él amó… que despreciemos lo que El despreció, que odiemos lo que El odió… En una palabra, que todos nuestros pensamientos sean conformes a sus pensamientos y que seamos su imagen viviente.” (S VIII 2465-2471)
Es joven el que espera,el que sabe caminar,el que lucha por el Reinosin volver la vista atrás.El que da su mano a otro,el que sabe transformar,el que es pan para los pobres,defendiendo la verdad.Quiero ser pan,para el hambre ser pan,de mi pueblo y construirel escándalo del compartir.Es joven el que arriesga,el que sabe caminar,el que siempre preguntasin volver la vista atrás.El que sabe hacer historia,el que sabe transformar,el que es voz de los pequeños,defendiendo la verdad.