Jeremías 26, 11-15. 24Salmo 68, 15-16. 30-31. 33-34
La fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos.Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: “No te es lícito tenerla”.Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta.El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.Instigada por su madre, ella dijo: Tráeme aquí, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel.Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre.Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.
El texto se encuentra entre el relato del rechazo de Jesús por los suyos (13,37) y antes de la multiplicación de los panes (v.13-21). Anuncia que Jesús será rechazado como Juan, llevado a la muerte y sepultado en la tierra como grano de trigo. Al banquete de la muerte de Herodes le sigue el de la vida de Jesús.Herodes celebra el cumpleaños de su hija en su palacio con un banquete, al que participan sus amigos que respiran prepotencia y violencia. La fiesta termina cortando la vida de quien anuncia la Palabra. Pero ella al no estar encadenada (2 Tim 2,9) se convierte en pesadilla para Herodes. El martirio es ya resurrección y es el testimonio de que el amor es más fuerte que la muerte.El motivo de la muerte de Juan es la denuncia de adulterio, palabra que significa traicionar, defraudar nuestro compromiso con el Dios de la Vida. El adulterio del rey es un símbolo de la infidelidad del pueblo y se convierte en un llamado a revisar y a reavivar, también en nosotros, el compromiso y fidelidad con el Reino. El banquete de la muerte es sólo para algunos y convierte la fiesta en horror. El banquete celebrado en el desierto por Jesús está abierto a todos. Allí se parte y reparte el Pan y la Palabra del amor y la fraternidad que alimenta la vida y trae alegría y sentido a la humanidad, convirtiendo el desierto en jardín.Que nuestras vidas, nuestras escuelas, sean como el banquete de Jesús, abiertas a todos, lugares de vida y fiesta, donde no haya palabra encadenada, ni prepotencia ni muerte que aceche al más débil.
Ciertamente, iré a descansar a tu casa: mi cama no puede estar donde no se le ha permitido a mi hermano tener la suya. (la casa del Gran Capellán, donde se había rechazo recibir a Féli) A Senfft, 6-10-1824)
Pongo mi vida en tus manos. Padre mío, me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras.Estoy dispuesto a aceptarlo todo,con infinita confianza,porque Tú, Tú eres mi Padre.