1º Reyes 19, 4-8Salmo 33, 2-9Efesios 4, 30-5,2
Los judíos murmuraban de Jesús, porque había dicho: Yo soy el pan bajado del cielo.Y decían: ¿Acaso este no es Jesús, el hijo de José? Nosotros conocemos a su padre y a su madre. ¿Cómo puede decir ahora, ‘yo he bajado del cielo’?Jesús tomó la palabra y les dijo: No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día.Está escrito en el libro de los Profetas: «Todos serán instruidos por Dios». Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí.Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre.Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna.Yo soy el pan de Vida.Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera.Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.
En la primera lectura Elías aparece deshecho, la misión lo aplastó al punto de querer tirar todo ante la amenaza de Jezabel, esposa del rey Ajab. En el camino es asistido por el ángel de Dios: “Levántate y come”. Y por segunda vez: “Levántate y come porque todavía te queda mucho por andar”. Dios, en su ángel, asiste a Elías desmoronado y desanimado por auto centramiento. Dios se hizo alimento en el momento más difícil de su vida.Así como el ángel de Dios alimentó (cuerpo) y fortaleció (espíritu) a Elías, Jesús se ofrece como pan de vida, enviado por el Padre, para dar vida en abundancia a todo aquel que cree en él. Jesús se da, se entrega para que el mundo tenga más y mejor vida.Vos también estás llamado a hacer de tu vida una ofrenda agradable al Padre para que los demás, en especial los niños y jóvenes que te son confiados, tengan más y mejor vida. ¿Es así como vivís, centrado en Él y por eso volcado hacia los demás? ‘El evangelista Juan, dice Pagola, repite una y otra vez expresiones e imágenes de gran fuerza para grabar bien en las comunidades cristianas que han de acercarse a Jesús para descubrir en él una fuente de vida nueva, un principio vital nunca visto y oído.Jesús es «pan bajado del cielo». No ha de ser confundido con cualquier fuente de vida. En Jesucristo podemos alimentarnos de una fuerza, una luz, una esperanza, un aliento vital… que vienen del misterio mismo de Dios, el Creador de la vida. Jesús es «el pan de la vida». Por eso, precisamente, no es posible encontrarse con él de cualquier manera. Hemos de ir a lo más hondo de nosotros mismos, abrirnos a Dios y «escuchar lo que nos dice el Padre». Nadie puede sentir verdadera atracción por Jesús, «si no lo atrae el Padre que lo ha enviado».
Lo más atractivo de Jesús es su capacidad de dar vida. El que cree en Jesucristo y sabe entrar en contacto con él, conoce una vida diferente, de calidad nueva, una vida que, de alguna manera, pertenece ya al mundo de Dios. Juan se atreve a decir que «el que coma de este pan, vivirá para siempre».Si, en nuestras comunidades cristianas, no nos alimentamos del contacto con Jesús, seguiremos ignorando lo más esencial y decisivo del cristianismo. Por eso, nada hay pastoralmente más urgente que cuidar bien nuestra relación con Jesucristo.Si, en la Iglesia, no nos sentimos atraídos por ese Dios encarnado en un hombre tan humano, cercano y cordial, nadie nos sacará del estado de mediocridad en que vivimos sumidos de ordinario. Nadie nos estimulará para ir más lejos que lo establecido por nuestras instituciones. Nadie nos alentará a ir más allá de lo que marcan nuestras tradiciones.Si Jesús no nos alimenta con su Espíritu de creatividad, seguiremos atrapados en el pasado, viviendo nuestra religión desde formas, concepciones y sensibilidades nacidas y desarrolladas en otras épocas y para otros tiempos que no son los nuestros. Pero, entonces, Jesús no podrá contar con nuestra cooperación para engendrar y alimentar la fe en el corazón de los hombres y mujeres de hoy’.
Los judíos y Jesús:Estos no tienen un vínculo directo con Jesús. Murmuran entre ellos, hasta que Jesús los desenmascara. No dialogan con Jesús, sólo hablan de él y tratan de desacreditarlo. Jesús sigue instruyendo a la multitud con las palabras del Antiguo Testamento y no se engancha en la dinámica que le proponen los judíos. Sigue ayudando a la multitud a profundizar en el sentido del pan partido y repartido, hasta el punto de expresarles que ese pan es su cuerpo. ¿Tu estilo de lazos es como el de los judíos o sos directo, claro, simple?
Rueguen pues al Padre celeste que cada día da lo que es necesario, el alimento del cuerpo y del alma: pues no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Vivan principalmente de la Eucaristía divina, de mi cuerpo y de mi sangre, que reciben en la Mesa santa. Aspiren a los bienes celestes y no se apeguen a lo que pasa. Quien desea muchas cosas, muchos sufrimientos tiene. Confíen en Dios, su Providencia no los abandonará. Miren los pájaros del cielo, no siembran ni cosechan ni recogen en sus graneros y el Padre del cielo los alimenta. ¿No valen ustedes más que ellos? Busquen primero el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se les dará por añadidura. No acumulen para la muerte; no hay que trabajar en vano. Lo que la tumba devora, lo que hay que abandonar, ¿merece la pena tenerlo? (Palabras puestas en boca de Jesús sobre el Padre nuestro)
Es joven el que espera,el que sabe caminar,el que lucha por el Reinosin volver la vista atrás.El que da su mano a otro,el que sabe transformar,el que es pan para los pobres,defendiendo la verdad.Quiero ser pan,para el hambre ser pan,de mi pueblo y construirel escándalo del compartir.Es joven el que arriesga,el que sabe caminar,el que siempre preguntasin volver la vista atrás.El que sabe hacer historia,el que sabe transformar,el que es voz de los pequeños,defendiendo la verdad.