Ezequiel 16, 1-15. 60. 63Isaías 12, 2-6 (Salmo)
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: ¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?El respondió: ¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer; y que dijo: «Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne»? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido.Le replicaron: Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?Él les dijo: Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era sí.Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio.Los discípulos le dijeron: Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse.Y él les respondió: No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos.¡El que pueda entender, que entienda!
El tema central del evangelio es el de los compromisos asumidos y de la fidelidad a los mismos, cosa que en nuestra sociedad no siempre es valorado. Para una época tan egocéntrica, donde el bienestar del yo es el ‘valor’ principal, mantenerse firmes de acuerdo a lo decidido, no es fundamental. Siempre tendremos justificaciones socialmente aceptables para cambiar el rumbo. La verdad es que nos cuesta bancarnos las consecuencias de nuestras decisiones.Debemos reconocer también que es fácil cuestionar y criticar a los demás por sus debilidades, mientras deseamos que se nos justifiquen las nuestras. Sabemos de lo difícil que se hace a veces mantener lo prometido.Por eso el Papa Francisco nos dice al respecto, hablando de este texto:“El camino de la Iglesia, desde el tiempo del Concilio de Jerusalén, ha sido siempre el camino de Jesús, el camino de la misericordia y de la rehabilitación… El estilo de la Iglesia es no condenar a nadie para siempre; es verter el bálsamo de la misericordia de Dios, sobre todos quienes lo piden con un corazón sincero.”
MÁXIMAJesús nos quiere firmes en el amor
Recuerda el sí que dijiste al pie del altar cuando se te preguntó, antes de pronunciar tus santos compromisos, sobre tus intenciones y deseos. (Al H. Gerardo, 1º de junio de 1841)
Yo puedo cantar cancionescon mucha alegría;yo sueño que el hambrenunca nos haga sufrir.Yo espero un mundo llenode ríos y flores,y todo porque vale la pena vivir.Sí, vale la pena viviren este mundo que Dios hizo por mí;vivir rodeado de amor,de gente buena y en paz.Sí, vale la pena vivir.Sí, vale la pena vivircon esperanza, haciendo al mundo feliz.Es por Jesús mi cancióny por su amor es mi amor.Sí, vale la pena,vale la pena,sí, vale la pena vivir.Yo puedo cuidar el mundoque Dios nos ha dado.Y sueño que no haya guerrasni luchas sin fin.Yo quiero todo mi pueblounido de manosy todo, porque vale la pena vivir.