1ª Corintios 2, 1-5Salmo 118, 97.1
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Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor”. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.Entonces comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír.Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: ¿No es este el hijo de José?Pero él les respondió: Sin duda ustedes me citarán el refrán: «Médico, cúrate a ti mismo». Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaúm.Después agregó: Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
Jesús fue un hombre como los demás hombres, “perfecto en la humanidad” que tuvo la misión de revelar a Dios, en y desde su condición humana. El Jesús histórico nos da a conocer la humanidad de Dios. Más aún, que Dios es irreconocible si lo desligamos de lo más humano de nuestra condición mortal. Por eso el Espíritu de Dios envió a Jesús a anunciar a los pobres, cautivos, ciegos, y esclavos la Buena Noticia de la Liberación. Desligado de los últimos entre los humanos, el Dios de Jesús pierde su identidad. Semejante “dios” no sería Dios, el Padre de Jesús.Se discute si la traducción correcta es que los oyentes de la sinagoga de Nazaret se declararon a favor o en contra de Jesús. Lo cierto es que se pusieron furiosos contra Jesús porque destacó los privilegios que se habían concedido a unos extranjeros, por encima de todos los israelitas. Jesús no quería nacionalismos. Porque los nacionalismos producen y reproducen sentimientos y convicciones de “privilegiados”.Lo que ocurre que los que se ven así mismos “privilegiados” acaban con una mentalidad “excluyente”. Es decir, que los “privilegiados” y los “excluyentes” establecen fronteras, se separan de los demás, se distancian y producen rivalidades, odios, enfrentamientos. Jesús se llevó bien con los samaritanos, con los extranjeros, con los pecadores, … Tener mentalidad evangélica es tener un corazón tolerante, respetuoso y bondadoso con todos y siempre, especialmente con los más necesitados, olvidados y “ninguneados”.
MÁXIMADescubre la misericordia de Juan María
Sin duda, mi querido amigo, para conocer bien a Jesucristo, es necesario sondear las Escrituras, es él mismo quien nos ha dado este consejo. Es necesario sobre todo leer y volver a releer, con un alma que arde de fe y amor, el divino Evangelio del discípulo amado. (Carta a Bruté del 2 de marzo de 1809)
Para avanzar me basta tu mirada,la mano amiga de la comunidad,el cuerpo roto, la Sangre derramaday un mundo joven sediento de unidad.Para avanzar unamos nuestras manos,creando lazos, en camino tras la Paz.que Juan María nos llama a ser hermanos,signos visibles de fraternidad.Un deseo nos convoca, se hace nuestro,y dirige nuestros pasos hasta el fin:el anhelo expresó Jesús Maestro“Que los niños vengan todos junto a mí”.Y nos urge la palabra recia y fuerteque nos dice Juan María: “Por favor,no pueden dejar los niños a su suerte,denles el pan, denles la fe, denles amor”.Por los pobres, los pequeños, y excluidoslos que pierden la sonrisa, el porvenir…Con mi mano que se alcen los caídoscon mis labios, brote un nuevo sonreír.Ven conmigo y pintaremos de alegría,Los rincones más oscuros de tu hogar,Soy tu ángel, tu hospital, de noche y díaTe doy alas de esperanza y a volar.