Job 9, 1-12. 14-16Salmo 87, 10-15
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: ¡Te seguiré adonde vayas!Jesús le respondió: Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.Y dijo a otro: Sígueme.El respondió: Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre.Pero Jesús le respondió: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios.Otro le dijo: Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos.Jesús le respondió: El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.
El evangelista nos presenta hoy a tres personajes ―tres casos de vocación, podríamos decir― que ponen de relieve lo que se pide a quien quiere seguir a Jesús hasta el final, totalmente:El primer personaje le promete: «Te seguiré adondequiera que vayas». ¡Generoso! Pero Jesús responde que el Hijo del Hombre, a diferencia de los zorros que tienen guaridas y los pájaros que tienen nidos, «no tiene donde reclinar la cabeza». Jesús, en efecto, ha dejado la casa de su padre y renunciado a toda seguridad para anunciar el Reino de Dios a las ovejas perdidas de su pueblo. Así, Jesús nos indica a nosotros, sus discípulos, que nuestra misión en el mundo no puede ser estática, sino que es itinerante. El cristiano es un itinerante. La Iglesia por su naturaleza está en movimiento, no es sedentaria y no se queda tranquila en su propio recinto. Está abierta a los horizontes más amplios, enviada a llevar el Evangelio a los caminos y llegar a las periferias humanas y existenciales…El segundo personaje con el que Jesús se encuentra recibe la llamada directamente de Él, pero responde: «Señor, déjame que vaya primero a enterrar a mi padre». Es una petición legítima, basada en el mandamiento de honrar al padre y a la madre. Sin embargo, Jesús contesta: «Deja que los muertos entierren a sus muertos». Con estas palabras, deliberadamente provocadoras, tiene la intención de reafirmar la primacía del seguimiento y la proclamación del Reino de Dios, incluso por encima de las realidades más importantes, como la familia. La urgencia de comunicar el Evangelio, que rompe la cadena de la muerte e inaugura la vida eterna, no admite retrasos, sino que requiere inmediatez y disponibilidad. Por lo tanto, la Iglesia es decidida, actúa con prontitud, en el momento, sin esperar.El tercer personaje también quiere seguir a Jesús, pero con una condición: Lo hará después de haber ido a despedirse de sus parientes. Y esto es lo que se escucha decir del Maestro: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás, es apto para el Reino de Dios». Seguir a Jesús excluye las nostalgias y las miradas hacia atrás, requiere la virtud de la decisión. La Iglesia para seguir a Jesús es itinerante, actúa con prontitud, deprisa y decidida. El valor de estas tres condiciones puestas por Jesús ―itinerancia, prontitud y decisión― no radica en una serie de “noes” a las cosas buenas e importantes de la vida. El acento, más bien, hay que ponerlo en el objetivo principal: ¡Convertirse en discípulo de Cristo! Una elección libre y consciente, hecha por amor, para corresponder a la gracia inestimable de Dios, y no un modo de promoverse a sí mismo. Ay de los que piensan seguir a Jesús para promoverse, es decir, para hacer carrera, para sentirse importantes o adquirir un puesto de prestigio. Jesús nos quiere apasionados de él y del Evangelio. Una pasión del corazón que se traduce en gestos concretos de proximidad, de cercanía a los hermanos más necesitados de acogida y cuidados. Precisamente como vivió Él. (Papa Francisco, 30-06-2019)
MÁXIMAJesús, te seguiré
Me encanta pensar, mis queridas hijas, que las gracias con que el Señor las ha favorecido durante el retiro, han producido frutos abundantes y que la gratitud por una bendición tan grande no ha sido sólo de unos días, sino que desean, como esposas de Jesucristo, verse caminando tras los pasos de este divino Salvador, siguiendo el camino que él ha trazado para ustedes. Es verdad que a veces es difícil y molesto, pero piensen en la recompensa que lo compensará ampliamente, y que una eternidad de gloria será el premio por sus trabajos, a cambio de unos momentos de vida penosa. (Carta a las Hermanas. 1828)
A través de las generaciones,viviendo diferentes situaciones,tus hijos han llevado tu palabraa pueblos ciudades y naciones.Algunos han dado su propia vida,otros viven lejos de su familia.También hay los que lo han dejado todopara que sepan que tú, Jesúseres la alternativa.Yo no sé si mi situación será difícil o más fácil,pero Jesús yo te digo hoy:Cuenta conmigo para alcanzar esta generación.Cuenta conmigo, me pertenece esta generación.¡Cuenta conmigo!Tú eres todopoderoso,eres grande y majestuoso.Eres fuerte e invencibley no hay nadie como Tú.