Santa Teresa de Jesús

Gálatas 5, 1-6
Salmo 118, 41. 43-45. 47-48

Un fariseo lo invitó a cenar a su casa.
Jesús entró y se sentó a la mesa.
El fariseo se extrañó que no se lavara antes de comer.
Pero el Señor le dijo: ¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro.

 Jesús va a cenar a la casa de un fariseo, tras recibir su invitación. Entró a la casa, se sentó a la mesa y acá aparece el cuestionamiento de este fariseo porque no se había lavado.  Jesús respon

de con estas palabras: “Así son ustedes, los fariseos, purifican la copa y el plato y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. Insensatos.” Se dirige de un modo duro a estos hombres de la ley que participan del estudio de la Biblia en la sinagoga, pero que están más atentos a lo de afuera y no ven lo de adentro. No ven el corazón.

El Señor ve siempre el corazón de cada uno de nosotros, aunque nosotros, hombres limitados, muchas veces vemos las apariencias y nos quedamos en eso. Sin embargo, el Señor nos invita a ir más allá, a poder descubrir claramente la riqueza que cada ser humano, cada hermano, cada Cristo que camina a nuestro lado nos puede brindar y también nosotros podemos brindarles. Por eso, pidámosle al Señor que podamos ser cada día más transparentes, más coherentes con lo que decimos y hacemos. Que todo lo que hagamos salga desde lo profundo del corazón. Que no estemos mirando y buscando qué le falta a tal hermano, a tal hermana o criticando. Sino que podamos descubrir a nuestros hermanos y descubrirnos, a cada uno de nosotros, como una bendición de Dios para nuestros hermanos y de ellos para nosotros. (P. Raúl Gómez)


MÁXIMA
Purifiquemos nuestras intenciones


¡Vengan! Pero con intenciones puras. Lejos de ustedes todo espíritu de curiosidad y de hipocresía. Vengan con un corazón recto. Aporten a la misión el deseo sincero de convertirse. Díganle a Dios con todo el corazón que quieren ser sanados. (Sermón sobre la misión)

Quiero alabarte y no puedo,
quiero levantar mis manos hacia Ti.
Ya no tengo fuerzas, dame hoy las tuyas.
Es hora de que obres Tú en mí.

Quiero agradarte con mi canto,
pero es tan difícil cuando estoy así.
Ya no tengo fuerza, dame hoy las tuyas.
Es hora de que obres Tú en mí.

Quema mi vida, quema mi ser.
Saca de mí lo que ya no te agrada.
Hazme de nuevo, tuyo quiero ser.
Quema mi vida, quema mi ser.
Tú eres el divino alfarero
y todo nuevo lo puedes hacer.
Quema mi vida.

Quiero que me quemes.
Quiero que me hagas de nuevo, Señor.
Quiero que me quemes,
que me consumas con tu fuego.
Quiero que me quemes.
Quiero que me hagas de nuevo,
divino alfarero.
Oh, quiero que me quemes.
Quémame, Señor.