Deuteronomio 6, 2-6Salmo 17, 2-4.47.51abHebreos 7, 23-28
Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había respondido bien, se acercó y le preguntó: ¿Cuál es el primero de los mandamientos?Jesús respondió: El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos.El escriba le dijo: Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios.Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios».Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
El escriba le pregunta a Jesús por el primer mandamiento, lo invita a hacer una selección entre los 613 mandamientos que establecía la ley. Pero Jesús tiene claro qué es lo esencial. Fue educado en esta línea. Y responde con el Shemá Israel (escucha Israel): Amar a Dios con todo el corazón, y el segundo es amar al prójimo. Estos dos mandamientos abarcan toda la ley. Existe una cierta jerarquía y al mismo tiempo una unidad profunda. El modo de amar al prójimo es amarlo desde Dios. Estos dos mandamientos están por encima de todo holocausto y sacrificio. Y esto está dicho en medio del Templo, lugar de ofrendas de holocaustos y sacrificios.La respuesta de Jesús empieza recuperando la expresión del Deuteronomio (primera lectura de hoy): Escucha Israel. Este es el primer y más grande mandamiento: ESCUCHA Israel. Escuchar es siempre lo primero. Luego vendrá la acción. Escuchar a Dios es amar a Dios. El que escucha, ama y el que ama, escucha. Esto es lo primero en cualquier relación verdadera. La experiencia nos dice que no hay verdadera relación sin capacidad de escucha. Luego vendrán las acciones, fruto de la escucha y que las mismas serán expresión de amor para con el prójimo y en consecuencia para con Dios, o para con Dios y en consecuencia para con el próximo.Jesús hace del primer y segundo mandamiento una unidad. Una unidad jerarquizada. Hay algo que es primero, pues indica la dirección y el desde dónde se debe actuar: desde Dios. El amor a Dios es concreto, si es amor al próximo. San Juan dirá que somos unos mentirosos si decimos que amamos a Dios y no amamos a nuestros hermanos.El escriba que había preguntado responde a Jesús: ‘muy bien Maestro, tienes razón’ y suma una arriesgada afirmación: ‘esto vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios’. La afirmación es arriesgada, pues está dicha en el mismísimo Templo, lugar de los sacrificios y holocaustos. ¿Se lo creía o era una simple afirmación para agradar y satisfacer al auditorio, actitud predominante en los fariseos y escribas? Sea cual fuere la motivación del escriba, lo que es cierto es que Jesús mismo lo había expresado así: ‘vayan y aprendan lo que significa, yo quiero misericordia y no sacrificios’ (Mt 9,13).Como buen escriba no deja su posición, su lugar de evaluador: muy bien Maestro, tienes razón. Es interesante escuchar en boca del escriba la expresión Maestro, pues lo pone a Jesús a su altura. Él es un maestro de la Ley y llama a Jesús de la misma manera. Jesús es un Maestro, pero un Maestro que se mueve bajo otras categorías, no la de los fariseos. Su ‘escuela’ está abierta a varones y mujeres. Sus discípulos no lo buscan a él, él los eligió. No tiene un lugar donde enseñar, lo hace en la vida, en el camino, en la cotidianeidad. No enseña la Ley, ayuda a pensar y reflexionar actitudes relacionales. Señala el camino recto.Jesús, reacciona positivamente ante lo expresado por el escriba: ‘no estás lejos del Reino de Dios’. Jesús va más allá y lo desafía a seguir caminando hacia la realidad del Reino. Si piensas así y en consecuencia actúas de la misma manera estás muy cerca del Reino. ¿Cómo pienso y actúo? ¿Mi orden de prioridades son las expresadas por Jesús y ‘confirmadas’ por el escriba yendo más allá?
Jesús y los escribas: con las autoridades judías Jesús siempre tuvo una relación tensa, pues no callaba las incoherencias de estas. Cuando tenía oportunidad de denunciarlas, lo hacía. También si descubría alguna actitud positiva, como en este caso, la hacía notar. Los escribas ansiaban ser reconocidos por la gente y les gustaba figurar. ¿Qué diría Jesús de vos, hoy?Jesús y la ley: tiene claro que la ley está al servicio de las personas y cuáles son los mandamientos esenciales. Aprendió en el hogar de Nazaret a distinguir los preceptos humanos de los preceptos divinos, lo esencial de lo superficial, lo prioritario de lo secundario y a conducirse según este marco. ¿Tu orden de valores es coherente con el de Jesús?
A lo largo del día, no pierdan de vista a su Dios y siempre mantengan con cuidado en ustedes el deseo de complacerlo … buscando en todo agradar a Dios y satisfacer al prójimo, por amor de Nuestro Señor, estando dispuestas a ceder en todo, a sacrificarlo todo, a dejarlo todo, a molestarse en todo momento, día y noche, para ayudar al prójimo y servirlo en Jesucristo, centrándose especialmente en las personas que más les repugnan. (Reglamento para las Hermanas. 1820)
Debes amar, la arcilla que va en tus manos, debes amar, su arena hasta la locura y si no, no la emprendas que será en vano. Sólo el amor alumbra lo que perdura, sólo el amor convierte en milagro el barro. Debes amar, el tiempo de los intentos, debes amar, la hora que nunca brilla y si no, no pretendas tocar lo cierto. Sólo el amor engendra la maravilla, sólo el amor consigue encender lo muerto.