San Carlos Borromeo

Filipenses 2,1-4
Salmo 130, -3

Un sábado Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos.
Jesús dijo entonces al que lo había invitado a comer: Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos.

Un día, rezando este Evangelio, Santa Teresita se dijo a sí misma: “¿Cómo puedo yo, una pequeña carmelita descalza, en medio de un convento, vivir, encarnar este Evangelio?” Al principio pensó que no podía, que era imposible para ella concretar la invitación del Evangelio de hoy, por una razón muy clara: no estaba en sus manos el “dar un banquete”. Con esto dando vueltas en su cabeza y corazón, llegó la hora de la comida y al sentarse a la mesa con sus hermanas de convento reparó en un hecho muy notable, que hasta ese momento no había tenido ojos para ver: Teresita se dio cuenta que, entre las hermanas de comunidad, cada una se sentaba a la mesa por afinidad y, obviamente, las que eran más “alegres y tenían más vida” pronto llenaban su mesa de “comensales”; mientras que las otras, más apagadas o incluso más “amargas”, se mantenían con los lugares vacíos a su lado. Ahí Teresita comprendió cómo en el día a día, en su convento, era posible vivir este Evangelio… ¿Cómo? Yendo ella misma a sentarse a la mesa con las hermanas que nadie quería sentarse y compartir.

¡Hoy es el día! para ir al encuentro de esas personas con las que no nos sale naturalmente sentarnos a conversar, con las que no nos sale naturalmente compartir un almuerzo.
¡Hoy es el día! para llamar a ese familiar del que estoy alejado y con el que me cuesta “sentarme a la mesa”.
¡Hoy es el día! para ir a conversar con esa compañera de trabajo a la que ya nadie habla (por pesada, por pesimista, por “insoportable” o por lo que sea).
¡Hoy es el día! para ir al encuentro, en el recreo, en el patio del Colegio, de aquellos que pasan los “recreos solos”, de aquellos que siempre quedan solos cuando hay trabajos en grupo, o cuando hay salidas de alumnos, o cuando nos juntamos “los inteligentes”, “los lindos”, “los buena onda”.
¡Sí, hoy es el día! para que tú y yo, como Teresita, vivamos también este Evangelio. ¡Es posible!

Basta con salir al ENCUENTRO, basta con improvisar un BANQUETE: el “Banquete de la Amistad”, el “banquete del Encuentro”, el “Banquete de la Compañía” (especialmente servido para aquellos que, sabemos, padecen soledad).

¡Hoy es el día! para hacernos cercanos, compañeros, amigos de aquellos que están solos, de aquellos que han quedado al margen, de aquellos que hace tiempo hemos excluido.
¡Hoy es el día! de acercarnos a aquellos que, quizás, no tengan siquiera “alegría” con la cual pagarnos. (Padre Germán Lechini)


MÁXIMA
Hoy es el día de hacer el bien


A lo largo del día, no pierdan de vista a su Dios y siempre mantengan con cuidado en ustedes el deseo de complacerlo… buscando en todo agradar a Dios y satisfacer al prójimo, por amor de Nuestro Señor, estando dispuestas a ceder en todo, a sacrificarlo todo, a dejarlo todo, a molestarse en todo momento, día y noche, para ayudar al prójimo y servirlo en Jesucristo, centrándose especialmente en las personas que más les repugnan”. (Reglamento para las Hermanas. 1820) 

Hoy es un día distinto,
siento la magia en mi piel.
Siento que el mundo
me atrapa y me deja vivir
con el corazón.
Donde no hay guerras ni hambre,
donde no exista el dolor.
Y aunque parezca imposible
el amor puede unirnos
para crecer.

Y este es un mensaje al mundo
para que dejen de pelear,
para que juntos construyamos
un camino como hermanos,
con amor y libertad.

Hay que cuidar nuestra tierra
para que vuelva a crecer.
Hay que ser parte de un cambio.
Intentar hacer algo
para brillar.
Que todo sea alegría,
que todos puedan soñar
y aprender que la vida
es un simple camino a la felicidad.

Y este es un mensaje al mundo
para que dejen de pelear,
para que juntos construyamos
un camino como hermanos,
con amor y libertad.