Señor haz que vealos llamados que vienende los hombres.Señor, haz que vealos gritos de los niños y jóvenes que vienen de la vida y de la historia que van tejiendo a nuestro lado.Señor, haz que vea todo con ojos nuevos, con corazón de entrañable misericordia.Señor haz que vea y que avive mi pasión por los niños, por los jóvenes y por todos los que están sedientos de presencia y cercanía.Señor haz que vea y que como Juan María tenga los ojos bien abiertos para ir a la frontera, al extremo, donde nadie alcanza, porque desde allí llegan las voces más apremiantes de los hombres que nos convocan y provocan.
El Hermano trata de penetrar en su sentido [de la Regla], la estudia y la medita para asimilar sus riquezas y su espíritu.
Hay otro sacrificio, real, que a diario debe renovar el alma aunque experimente angustia: me refiero a la pobreza de espíritu que el Señor presenta como la primera bienaventuranza, porque es el primer signo de la vida religiosa.
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