Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: No, debe llamarse Juan.Ellos le decían: No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre.Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.Él pidió una pizarra y escribió: Su nombre es Juan. Todos quedaron admirados. Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: ¿Qué llegará a ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él.
Hoy está internet, está el teléfono y las noticias vuelan por el éter en tiempo real. Pero pensemos por un momento en los tiempos en que Isabel dio a luz al pequeño Juan. Vayamos a ver las familias de la época, concentrados en su trabajo, unos hilando, otros cuidando las ovejas, etc. Un poco como las escenas que montamos en nuestros pesebres estos días. ‘¿Pero sabes que Elizabeth tuvo un hijo? ¿Quién?¿La esposa anciana del viejo Zacarías? ¿Cómo pudo pasar? ¡Es un milagro!’Dios primero asombró a Zacarías e Isabel, quienes en esos meses habían tenido la oportunidad de entender que se equivocaron al cuestionar el poder de la gracia de Dios. Aquí están ahora aceptando valientemente su voluntad en todo y para todo.Se llamará Juan, como dijo el Ángel del Señor, no como su padre Zacarías, como imponían las reglas de la época. Este simple gesto encarna algo muy grande, la aceptación de la voluntad de Dios, de pertenecer al linaje divino. Juan significa ‘lleno de la gracia de Dios’ y con esto entró en la vida de Zacarías y en la nuestra, aunque seguramente estos ancianos nunca habrán imaginado que después de 2000 años todavía los recordamos por esto. Juan no es solo un niño, sino que es una señal del Señor, es algo inexplicable por leyes naturales. Nacido de una mujer estéril y un hombre muy anciano; pero a través de él el Señor hablará al mundo, presentará un milagro aún más genial, presentará a ese hijo Dios, que se encarnará en una Virgen y cambiará nuestra historia.Nuestra vida nunca es un fin en sí misma, porque todos somos parte del plan de amor de nuestro Señor.Debemos aprender a realizarlo, a tomar conciencia de ello y vivir en consecuencia”. (Lela Mingardi, Migajas de espiritualidad)
¿No es entonces (en el retiro) que Dios obra milagros de misericordia en todas las almas, no menos asombrosos que las maravillas que leemos en los hermosos relatos del santo Evangelio, de modo que si pedimos pruebas de la presencia de Jesucristo en medio de nosotros y su acción divina durante estos días felices, podríamos decir lo que él mismo dijo a los discípulos de Juan el Bautista, que le preguntaron si él era realmente el Mesías: los ciegos ven, los sordos oyen, los rengos caminan, los muertos resucitan! (Retiro de niños)
Por aquellos díasLe llegó el tiempo a Isabel.Parientes, vecinos,se alegraron con ella,porque grande se manifestóel Dios de Israel,Pues dio a luz a un hijoaun siendo estéril y vieja.Y aunque todos pensabanen llamarlo como el padre,se opuso Isabel:Su nombre será Juan, les dijo,Y todos comentaban.¿cómo puede ser?Juan, su nombre es Juan.Es voz que prepara el camino al Señor.Juan, su nombre es Juan,profeta, bautista,enviado de Dios.Luego a Zacaríasle fueron a preguntarsi le parecía bienel nombre de su hijo.Mas al no poderCon sus palabras expresarlo que el ángelen el temploun día le dijo,pidiendo una tablillaescribía convencido:Su nombre es Juan.Y en el mismo momentoa Dios alabó y bendijoal poder hablar.Pronto se quedaron asombradoslos vecinosy en toda Judeacomentaban lo ocurrido.Los que se enterabanpreguntaban: ¿qué va a hacer,cuando el niño crezca,porque Dios está con él?Creciendo se hizo fuertey fue a vivir en el desierto.Y un día volvióy ya, como el Bautista,regresó llamando al puebloa la conversión.