Otros, por fin, a quienes el celo inflama, piensan dedicarse a nuestras bellas misiones de las colonias. Pues bien, estos también tienen necesidad del retiro para saber si no presumen demasiado de sus fuerzas, si es verdaderamente Dios quien les ha escogido, quien les llama y quien les dice como a los primeros apóstoles: vayan a enseñar a estos pobres niños que, en regiones lejanas, esperan con ansiedad que se les parta el pan y que se les distribuya el pan de la divina Palabra. (Apertura del retiro –sus frutos)
Canción a Alberto Hurtado – Pablo Coloma
Alberto, hoy resuena tu nombre.Se escucha tu palabra encendida.Tu rostro hoy recorre las calles.Tu huella marca un nuevo camino.Profeta que anunciaste el reino,supiste denunciar el dolor.Reíste con un canto a la vida,mostraste un camino mejor.Alberto, contemplé tu figuraincendiando las callesde una oscura ciudad.Y vi que mil rostros reíany otros más comprendíanque era el paso de Dios.Alberto, has tocado nuestra almay ya siento que enciende ese fuego de Dios.Tu vida fue un regalo divinouna historia que hizo de este Chile un hogar.Maestro, que enseñaste a vivirla vida como lo hizo Jesús,mirando en los hombres que sufrensu cuerpo castigado en la cruz.Apóstol compañero de pobres,viviste en tu carne el dolorde tantos que vivían despreciados.Tus manos fueron pan y un hogar.Alberto, contemplé tu figuraincendiando las callesde una oscura ciudad.Y vi que mil rostros reíany otros más comprendíanque era el paso de Dios.
Antífona 1Doy gracias a Dios por el celo que les inspira para la salvación de las almas que les son confiadas
Salmo 102¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; el rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura; el sacia de bienes tus anhelos, y como un águila se renueva tu juventud. El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo, que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla. Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos. El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. bendigan al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra. Bendigan al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos. Bendigan al Señor, todas sus obras, en todo lugar de su imperio. ¡Bendice, alma mía, al Señor!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Continúa ejerciendo con mucho celo todas tus funciones.
Salmo 78Lamentación ante la destrucción de Jerusalén
Dios mío, los gentiles han entrado en tu herencia, han profanado tu santo templo, han reducido Jerusalén a ruinas. Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo, y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. Derramaron su sangre como agua en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba. Fuimos el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla de los que nos rodean. ¿Hasta cuándo, Señor? ¿Vas a estar siempre enojado? ¿Arderá como fuego tu cólera? No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. ¿Por qué han de decir los gentiles: «dónde está su Dios»? Que a nuestra vista conozcan los gentiles la venganza de la sangre de tus siervos derramada. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo: con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre, cantaremos tus alabanzas de generación en generación.
¿Cuándo ha sido más necesario que ahora el estar íntimamente unidos y sostenernos, en cierto modo, unos a otros? Nuestra madre la santa Iglesia ¿no es atacada por todas partes y sus enemigos no ponen en común sus talentos, sus medios, su odio, su audacia? ¿Por qué no ponernos de acuerdo para oponer nuestros esfuerzos a los suyos, y animarnos mutuamente a combatir y vencer?Y puesto que nuestras oraciones son nuestra mejor arma juntémonos y pidamos juntos al Señor que dé a nuestra pobre Francia un verdadero apóstol… ¡Ah Si Dios suscitase en medio de nosotros un San Francisco Javier” (Carta del 2 febrero de 18O8 a De Courcy)
Magníficat – Hermana Glenda
AntífonaTendrás que ejercer tu celo, porque, según parece, los niños son difíciles y la escuela está en un triste estado
Proclama mi almala grandeza del Señor,se alegra mi espírituen Dios mi salvador,porque ha miradola humillación de su sierva,porque ha miradomi pequeñez.Las generaciones me felicitaránporque el poderosoha hecho obras grandes por mí.Su nombre es santo y su misericordiallega a sus fielesde generación en generación.Proclama mi alma (4)El hace proezas con su brazo,dispersa a los soberbios de corazón.Derriba del trono a los poderososy enaltece a los humildes.A los hambrientoslos colma de bienesy a los ricos los despide vacíos,los despide vacíos.Proclama mi alma (4)Auxilia a Israel, su siervo,acordándose de su misericordia,como lo había prometido a nuestros padres,en favor de Abrahamy su descendencia por siempre.Proclama mi alma (4v)
A cada intención respondemos:
Alienta Señor, nuestro celo
-. Que la educación cristiana siga reuniendo todas nuestras fuerzas y alegrías.-. Que las demandas de los más pequeños encuentren eco en nosotros y nos organicemos para responder.-. Que la Familia Menesiana se sienta estimulada por las fronteras que recorre.-. Que las situaciones difíciles no nos amedrenten, sino que saquen de nosotros lo mejor.-. Que unamos nuestros esfuerzos y las creativas respuestas para mejor servir a la Iglesia.-. Que el valor de la comunión nunca lo pongamos en cuestión con nuestras actitudes mezquinas.
Padre Dios, el celo por la salvación de las almas es nuestra misión y nuestra vida, nuestro principio y nuestro fin. Todo lo demás, incluida la ciencia, no es para nosotros más que añadidura; son medios que no debemos descuidar, pero medios secundarios y subordinados a nuestro grande y supremo fin. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.