Génesis 1, 1-19Salmo 103, 1-2. 5-7. 12. 14. 24. 35
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.
El mensaje es claro, y se puede resumir en una pregunta: ¿creemos que Jesús nos puede sanar y nos puede despertar de la muerte? Todo el Evangelio está escrito a la luz de esta fe: Jesús ha resucitado, ha vencido a la muerte y por su victoria también nosotros resucitaremos. Esta fe, que para los primeros cristianos era segura, puede nublarse y hacerse incierta, hasta el punto que algunos confunden resurrección con reencarnación.La Palabra de Dios de hoy nos invita a vivir en la certeza de la resurrección: Jesús es el Señor, tiene poder sobre el mal y sobre la muerte, y quiere llevarnos a la casa del Padre, donde reina la vida. Y allí nos encontraremos todos, todos los que estamos aquí en la plaza hoy, nos encontraremos en la Casa del Padre, en la vida que Jesús nos dará.La Resurrección de Cristo actúa en la historia como principio de renovación y de esperanza. Quien está desesperado y cansado hasta la muerte, si se encomienda a Jesús y a su amor puede recomenzar a vivir. La fe es una fuerza de vida, da plenitud a nuestra humanidad; y quien cree en Cristo se debe reconocer porque promueve la vida en cada situación, para hacer experimentar a todos, especialmente a los más débiles, el amor de Dios que libera y salva. (Papa Francisco, 28 de junio de 2015).
Compartan, queridos niños, los mismos sentimientos. Purifíquense más y más; santifiquen todas tus obras para que cuando llegue su última hora, puedan poner su alma con confianza y alegría en las manos de Jesús, quien los juzgará en su misericordia y será su resurrección y su vida. (S. sobre la muerte)
Yo creo en tu resurrecciónporque puedo amar, puedo reír,puedo abrazar mi mayor enemigoy mirarlo en ti.Yo creo en tu resurrecciónporque tengo paz en el corazón,porque puedo entregarmea pesar de todo este dolor.Yo creo en tu resurrecciónporque soy feliz junto a ti,porque me amas tantoque hasta moriste por mí.Yo creo en tu resurrecciónporque puedo amar,porque tengo tanto, tanto,tanto para entregar.Yo creo que tú, Señor,vivirás en mí.Yo creo que tú, Señor,vencerás en mí.Yo creo que tú, Señor,morarás en mípara siempre, para siempre,Señor.Yo creo en tu resurrecciónporque ni el dolor, ni mi propio error,ninguna angustiapodrá separarme de tu amor.Yo creo en tu resurrecciónporque todo lo puedo con tu amor,Porque sé que cuidas de mi vidamejor que yo.Yo creo en tu resurrecciónporque puedo amarPorque puedo entregarmea pesar de todo este dolor.Yo creo en tu resurrecciónporque puedo amar,porque tengo, tanto, tanto,tanto para entregar.Yo creo en ti, Señor.Yo creo en la fuerza de tu vida.Creo que donde abundó el pecadomás sobreabundó tu gracia.Creo en la fuerza de tu pequeña semillaen nuestro corazónque da el ciento por uno.Creo que vives en nosotros.