Génesis 3, 9-24Salmo 89, 2-6. 12-13
En esos días, volvió a reunirse una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. Si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino, y algunos han venido de lejos.Los discípulos le preguntaron: ¿Cómo se podría conseguir pan en este lugar desierto para darles de comer?Él les dijo: ¿Cuántos panes tienen ustedes? Ellos respondieron: Siete.Entonces él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo, después tomó los siete panes, dio gracias, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. Ellos los repartieron entre la multitud. Tenían, además, unos cuantos pescados pequeños, y después de pronunciar la bendición sobre ellos, mandó que también los repartieran.Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Eran unas cuatro mil personas. Luego Jesús los despidió. Enseguida subió a la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta.
En Marcos encontramos dos versiones de este relato de la “multiplicación de panes”. Su forma de narrar hace ver que cada una de las versiones se dirige a un grupo distinto de discípulos, según su procedencia: del paganismo o del judaísmo. Los destinatarios de la narración que leemos hoy son, sin duda, los paganos: por eso habla de “cuatro mil”- cuatro es el número que simboliza toda la humanidad-, mientras que en el otro relato se dirá que fueron “cinco mil”- cinco es el número que simboliza a Israel”- ; en este se habla también de la “acción de gracias”(eucaristía)- lenguaje helenístico-, mientras que el otro se nombrará como “bendición” (eulogia), tal como lo hacían los judíos. Por lo demás, el relato subraya algunos elementos: la acción nace de la compasión de Jesús que no se detiene ni ante las resistencias de los discípulos; lo que comparten es la totalidad- eso significa el número siete-; la gente termina saciada y todavía sobra un “totalidad” multiplicada (siete canastas)La práctica de la compasión es capaz de saciar plenamente al ser humano. Se trata de una compasión que brota de la comprensión de que somos uno, y eso es lo que permite poner todo en común. Mientras estamos lejos de esa compasión, buscamos saciarnos a través de diferentes objetos de todo tipo: ponemos nuestra plenitud y felicidad fuera de nosotros, en “algo” sobre lo que proyectamos el poder de que nos complete. Sin embargo, como ya hemos experimentado, se demuestra inútil: más pronto que tarde aparecerá la insatisfacción. La verdad es que no hay “algo” que pueda completarnos, porque ya somos completos. Y la trágica ironía consiste en que, siéndolo, no lo hemos hecho consciente.
Tenemos la confianza que el grano de mostaza crecerá rápidamente, y que Dios tocado por nuestras oraciones lo multiplicará al céntuplo, como en otra ocasión multiplicó los panes para alimentar al pueblo fiel que lo había seguido en el desierto. (Apertura de la escuela de Treguier)
Dime cómo ser pan.Dime cómo ser pan,cómo ser alimentoque sacia por dentro.que trae la pazDime cómo ser pan.Dime cómo ser pan.Dime cómo acercarmea quien no tiene aliento,a quien cree que es cuentoel reír, el amar.Dime cómo ser pan.Dime cómo dejarmecomer poco a poco,entregándolo todoy llenándome más.Dime cómo ser pan.Dime cómo ser pan,cómo ser para otrosen todo momentoalimento y maná.Tú que eres el pan de la vida,Tú que eres la luz y la paz,Tú que empapas la tierracuando llueves el cielo,dime cómo ser pan.Tú que haces de mí tu reflejo,Tú que abrazas mi debilidad,Tú que sacias mi hambrecuando vuelvo de lejosdime cómo ser pan.Dime cómo ser panque cura la injusticia.Dime cómo ser panque crea libertad.