1.- SAINT-MALO

En Saint-Malo nació Juan María de la Mennais, aquí dará sus primeros pasos en la fe y el compromiso con Jesús y los niños y jóvenes. Aquí madurará su sensibilidad hacia el mundo de la educación y pondrá las bases para su futura obra.


Juan María fue un hombre de gran sensibilidad, educado en ella desde niño por sus padres. Eso lo hizo capaz de tener el corazón atento para ver el sufrimiento de los niños y jóvenes de su querida Bretaña:

Quiero ser pastor que a los suyos abrace,
árbol frondoso que al cansado descanse,
fuente de agua viva en la sed del camino,
manantial de vida, frescura y destino.

Quiero ser canción que despierte silencios,
libro que revele lejanos misterios,
poema encendido que derrita el invierno,
papel donde escribas un sueño eterno.

Quiero ser la risa en un valle de penas,
semilla que brote en la tierra más seca,
carta de esperanza para el solitario,
grito que despierte al que vive encerrado.

Pastor, árbol, fuente, canción o poema,
papel, risa, carta, semilla que vuela…
lo que tú me pidas, lo que tú anheles,
eso quiero ser, Señor, si tú lo quieres.

1.- Haciendo un poco de memoria agradecida volvamos a nuestras raíces, a nuestra infancia:
Recuerda a tu familia, tu casa, tu escuela, tus amigos, los lugares que frecuentabas y agradece a Dios por ello. Descubre la mano de Dios en todo ello y agradecerle por haberlo conocido y haber sido llamado/a a la vida de fe.

2.- Sensibilidad y servicio:

  • En tu comunidad ¿consideras que se vive la sensibilidad? ¿Hacia dónde está puesta la mirada atenta?¿Cómo viven al servicio de la Iglesia?
  • ¿Cuáles son las pobrezas que acompañan hoy? ¿y cuáles aquellas que vos acompañas?
  • ¿Qué acciones ves que se están trabajando para la santificación de los niños y jóvenes?

Dame, Señor, tu mirada
y pueda yo ver desde allí 
el día que empieza,
el sol que calienta
y cubre los montes de luz. 

Dame, Señor, tu mirada
y pueda gozar desde allí 
que el día declina
y anuncia las noches de luna
cuando viene abril.

Dame, Señor tu mirada,
grábala en el corazón, 
donde tu amor es amante,
tu paso constante, tu gesto creador. 

Dame, Señor, tu mirada
y entrañas de compasión; 
dale firmeza a mis pasos,
habita mi espacio y sé mi canción. 

Dame, Señor, tu mirada
y entrañas de compasión.
Haz de mis manos ternura
y mi vientre madura:
¡Aquí estoy, Señor! 

Ponme, Señor, la mirada
junto al otro corazón
de manos atadas, de oculta mirada,
que guarda y calla el dolor.
Siembra, Señor, tu mirada
y brote una nueva canción,
de manos abiertas, de voz descubierta,
sin límite en nuestro interior.

San Maló, la ciudad que resistió a los nazis.

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