2.- LA CHESNAIE

En la Chesnaie Juan María y Féli vivieron la fraternidad, soñando, investigando y escribiendo juntos. Allí también surgió una escuela de pensadores que querían renovar la Iglesia y el mundo.

La Chesnaie fue el lugar de descanso y encuentro entre Juan María y Féli de La Mennais, el lugar de sueños, de proyectos en común, de búsqueda de la verdad, buscando la renovación de la Iglesia y del mundo:

¿Cuál es tu Chesnaie? ¿Cómo, cuándo y dónde reflexionas, te formas, lees, intercambias conocimientos, comunicas, investigas?
¿Cuál es la zarza ardiente de tu vida, lo que te ha lanzado a la vocación, lo que te mueve, motiva, tu horizonte utópico?
¿Cuándo has sentido la voz de Dios llamándote a la misión?

Repasa los lazos que te unen, te fortifican, te ayudan en tu caminar.

Elabora un ‘torrente’ propio. Piensa en la Iglesia, en el mundo, sueña en grande. ¿Qué hacer para reinstaurar el Reino de Dios en tu comunidad?

Para avanzar me basta tu mirada,
la mano amiga de la comunidad,
el cuerpo roto, la Sangre derramada
y un mundo joven sediento de unidad.

Para avanzar unamos nuestras manos,
creando lazos, en camino tras la Paz.
que Juan María nos llama a ser hermanos,
signos visibles de fraternidad.

Un deseo nos convoca, se hace nuestro,
y dirige nuestros pasos hasta el fin:
el anhelo expresó Jesús Maestro
“Que los niños vengan todos junto a mí”.

Y nos urge la palabra recia y fuerte
que nos dice Juan María: “Por favor,
no pueden dejar los niños a su suerte,
denles el pan, denles la fe, denles amor”.

Por los pobres, los pequeños, y excluidos
los que pierden la sonrisa, el porvenir…
Con mi mano que se alcen los caídos
con mis labios, brote un nuevo sonreír.

Ven conmigo y pintaremos de alegría,
Los rincones más oscuros de tu hogar,
Soy tu ángel, tu hospital, de noche y día
Te doy alas de esperanza y a volar.

Invitarte a mi casa a jugar
y prestarte colores para dibujar.
Quedarnos un retiro a charlar.
Preguntarte ¿qué pasa?, si te veo mal,
escuchando lo que me querés decir
y diciéndote lo que tenés que oír.
Esperando lo que el tiempo da,
festejando cada paso que das.

Artesanos de fraternidad,
que parece que miran lo que aún no está.
Artesanos de fraternidad,
que se juegan las manos
tan sólo soñando el final.

No dejarte tirado jamás;
que siempre en el grupo tengás un lugar.
Confiarte lo que me hace llorar
y guardar los secretos que quieras guardar.
Ayudarte a ver lo que te sale mal,
comentándole a todos lo bien que vas.
Buscando lo que no encontrás.