Beignon es el lugar de nacimiento de Gabriel Desayes, co-fundador de la congregación de Hermanos de la Instrucción Cristiana y con quien Juan María compartió su confianza y abandono en la Divina Providencia y la vida desde la humildad, rasgo fundamental para los menesianos.Beignon fue tierra de misión para Gabriel, mucho más que un simple lugar geográfico. Expresa una realidad espiritual y una historia que marcó profundamente su vida. Beignon no fue solo su cuna natal, sino también el terreno donde germinó su fe, su vocación sacerdotal y su ardor apostólico.En tiempos difíciles para la Iglesia, como los años de la Revolución Francesa, este pequeño pueblo bretón fue un espacio donde el Evangelio echó raíces vivas. Allí, la comunidad creyente no fue pasiva: mantuvo encendida la llama de la fe en medio de persecuciones, pobreza y desamparo.Para el joven sacerdote Gabriel, Beignon representó el primer campo de trabajo pastoral y, al mismo tiempo, un símbolo de lo que entendía por misión: servir a su gente, evangelizar con cercanía, restaurar lo que la violencia había herido y formar comunidades vivas de fe. Desde ese punto humilde y rural, su obra irradiará después mucho más lejos, alcanzando congregaciones, escuelas y misiones.Beignon nos recuerda que toda obra grande de Dios comienza en un lugar concreto, con rostros sencillos y corazones disponibles; y que la verdadera misión nace allí donde alguien se deja tocar por el dolor y la esperanza de su propio pueblo.Beignon nos habla de humildad y de firme confianza en la Providencia de Dios, quien de la pequeña semilla de mostaza hace un gran arbusto donde muchos pájaros pueden cobijarse. Como Natanael se preguntaba, «¿de Nazaret puede salir algo bueno?«, así también muchos contemporáneos de Gabriel podían preguntar lo mismo de ese punto pequeño y perdido de la Bretaña que era y es Beignon. Pero Dios, que elige lo pequeño para manifestar su grandeza, quiso que de ese lugar sencillo y escondido brotara una obra fecunda. Allí forjó el corazón de Gabriel Deshayes, templado en la fe, la humildad y el amor a los más pobres. Desde Beignon, como desde Nazaret, surgió una misión que, confiada a la Providencia, se extendería más allá de sus fronteras, llevando esperanza, educación y Evangelio a numerosos pueblos y generaciones.
El siguiente texto, escrito por el H. Merino, se refiere a la humildad de Jesucristo, quien debe ser el modelo por excelencia para todo menesiano. Las citas pertenecen a Juan María, aunque bien podrían haber sido firmadas también por Gabriel, pues reflejan plenamente su espíritu y convicciones.
1.- Humildad y Providencia van de la mano. El hombre humilde confía plenamente en Dios y se deja conducir por Él. Recorre tu vida y la de tu comunidad. Anota los signos de cómo la divina Providencia se ha ido manifestando en ellas. Relata alguna manifestación de la Providencia en tu vida o en la de la comunidad.2.- Anota las frases que más acertadas te parezcan de los sermones de Gabriel y Juan María y haz un comentario.3.- ¿Qué aspectos de tu vida consideras que debes seguir trabajando para que la humildad sea central en tu vida?
Providencia de mi Dios¡Oh, madre mía, que tanto amamos!Te adoramos, te bendecimos,nos entregamos a ti.Haz de nosotros todo cuanto quierasen la grandeza o en la humillación,en la riqueza, como en la pobreza,en la salud o en la enfermedad.