Génesis 9, 1-13Salmo 101, 16-23
Jesús salió con sus discípulos hacia los poblados de Cesarea de Filipo, y en el camino les preguntó:¿Quién dice la gente que soy yo?Ellos le respondieron: Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.Entonces les preguntó: Y ustedes, ¿quién dicen que soy?Pedro respondió: ¿Tú eres el Mesías?Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él.Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres días; y les hablaba de esto con toda claridad.Pedro, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. Pero Jesús, dándose vuelta y mirando a sus discípulos, lo reprendió, diciendo: ¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres.
En camino hacia las aldeas de Cesarea de Filipo Jesús interroga a sus discípulos sobre quién dicen los hombres que es él. La respuesta de los discípulos es que lo identifican con Juan el Bautista, con Elías o con uno de los profetas. Es decir, no piensan que es el Mesías sino es un hombre del pasado que ha vuelto a la vida. Es Pedro quien confiesa que Jesús es el Mesías, pero Él le prohibió hablar acerca de esto y comenzó a instruirlos diciendo que el Hijo del Hombre tiene que padecer, sufrir humillaciones y resucitar al tercer día. Pedro niega que esto le pueda suceder y Jesús lo corrige en público: ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios! Pedro, como posiblemente sus compañeros, es fiel a la cultura de la época, piensa en un Mesías humanamente grandioso y poderoso. Todavía no comprenden el camino de la cruz, del amor, del servicio, del grano sembrado en tierra. Por eso lo manda callarse. El mesianismo de Jesús estará marcado por el sufrimiento hasta la muerte en cruz y gracias a Él, la cruz ha venido a ser fuente de gracia y bendición.¿Qué significa para nosotros aceptar la cruz? Sólo cuando seamos libres de las ideas extrañas de Dios que tenemos en nuestra cabeza y aceptemos con corazón sincero el Dios que nos revela Jesús, podremos caminar tras sus huellas.“También hoy mucha gente piensa que Jesús es un gran profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia… Y también hoy Jesús pregunta a sus discípulos, es decir a todos nosotros: ‘Y ustedes, ¿quién decís que soy yo?’ ¿Qué responderemos? Pensemos en ello. Pero sobre todo recemos a Dios Padre, por intercesión de la Virgen María; pidámosle que nos dé la gracia de responder, con corazón sincero: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’. Esta es una confesión de fe, este es precisamente «el credo». Repitámoslo juntos tres veces: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’ “(Papa Francisco 24 de agosto de 2014).Permitamos hoy que el Espíritu Santo nos conduzca a la cruz, para que sane nuestro corazón y renueve nuestra mente, para que vivamos conforme al maestro de la vida.
Dios quiere que tengamos confianza en ese Jesús muerto por nosotros en el calvario y que desde hace 1800 años muere por nosotros todos los días, y en cada instante del día, en todos los puntos de la tierra, cada vez que un sacerdote, incluso indigno, sube al altar. (Memorial 33-34)
En el silencio yo te encuentro,me llenas con tu paz.Tu Presencia me sostiene.Contigo quiero estar.Si en tu nombre nos reunimoscuando somos 2 o más,nada más nos hace faltaporque tú allí estás.Un encuentro que transformami vida y mi corazón.Quiero estar más cerca tuyo,encontrarte en la oración.Cuando se termina el díayo te quiero regalarmis tristezas y alegríasy en tus brazos descansar.Sos, Jesús, mi gran amigo,el Camino y la Verdad.Es tu amor que nos animaa servir a los demás.Cómo Tú, con humildad,enséñanos a rezar.Oh, Jesús, eres mi hogar.Yo contigo quiero estar.