San Luis Orione

Jonás 3, 1-10
Salmo 50, 3-4. 12-13. 18-19

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.

Recordemos que Jonás fue aquel personaje bíblico a quien Dios mandó predicar en Nínive, para que se convirtiesen. Pero él en lugar de ir allí, se tomó un barco, buscando alejarse lo más posible. Luego viene aquella leyenda de la tormenta, de los marineros tirándolo al mar y del pez que se lo tragó y lo devolvió a la orilla. La historia dice que por fin Jonás fue a Nínive, predicó y la gente cambió de vida. Jonás en lugar de alegrarse, se enojó, se sintió frustrado porque Dios había mostrado compasión con los ninivitas, que eran enemigos de Israel.

El papa Francisco nos dice:
“Los testarudos de alma, los rígidos, no entienden qué es la misericordia de Dios. Son como Jonás: ‘debemos predicar esto, que se castigue a estos porque han hecho el mal y deben ir al infierno’. Es decir, los rígidos no saben agrandar el corazón como el Señor. Los rígidos son pusilánimes, con un pequeño corazón cerrado, pegados a la justicia desnuda.
Sobre todo, los rígidos olvidan que la justicia de Dios se hizo carne en su Hijo, se hizo misericordia, se hizo perdón; que el corazón de Dios siempre está abierto al perdón. Es más, olvidan que Dios, su omnipotencia, se manifiesta sobre todo en la misericordia y en el perdón.
Para el hombre no es fácil entender la misericordia de Dios. Y es necesaria mucha oración para entenderla, porque es una gracia. Los hombres, de hecho, están habituados a la lógica del ‘me la has hecho, te la devolveré’, a la justicia del ‘el que las hace, las pagas». Y, en cambio, Jesús pagó por nosotros y continúa pagando.
A Jonás, testarudo, pusilánime, rígido, que no entendió la misericordia de Dios, el Señor le habría podido decir: Arréglatelas tú con tu rigidez y tu terquedad. Y, en cambio, el mismo Dios, que quiso salvar a aquellas ciento veinte mil personas, fue a él a hablarle y a convencerlo. Porque es el Dios de la paciencia, es el Dios que sabe acariciar, que sabe agrandar los corazones”. (Papa Francisco, 10-10-2017)


Dios viene a través de los signos más admirables de dulzura. Sólo tiene en sus manos los tesoros y las gracias con los cuales quiere enriquecerlos. Donándose a ustedes toma la figura de cordero. Vayan, hijos míos, delante de este Dios de bondad. (Sermón sobre la Primera comunión)     

Somos llamados como menesianos
a ser una familia, todos hermanos.
Tenemos un Padre
que es amoroso Él es un Dios maravilloso.

Tu misericordia es nueva cada día,
más grande que los cielos,
que el sol del mediodía.
¿Cómo no quererte si eres alegría?
Tu misericordia transformó nuestra vida.

Si hay problemas, no estamos solos,
tenemos un Dios que es poderoso.
Siempre nos entiende, es amoroso,
tenemos un Dios maravilloso.