Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente?Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre de ustedes, que está en el cielo, dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!Todo los que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos.En esto consiste la Ley y los Profetas.
“Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá”.La oración es sobre todo escucha y encuentro con Dios. Los problemas de todos los días, entonces, no se convierten en obstáculos, sino en llamamientos de Dios mismo a escuchar y encontrar a quien está de frente. Las pruebas de la vida cambian así en ocasiones para crecer en la fe y en la caridad. El camino cotidiano, incluidas las fatigas, adquiere la perspectiva de una “vocación”.La oración tiene el poder de transformar en bien lo que en la vida de otro modo sería una condena; la oración tiene el poder de abrir un horizonte grande a la mente y de agrandar el corazón.La oración es un arte para practicar con insistencia. Jesús mismo nos dice: llamen, llamen, llamen. Todos somos capaces de oraciones episódicas, que nacen de la emoción de un momento. Pero Jesús nos educa en otro tipo de oración: la que conoce una disciplina, un ejercicio y se asume dentro de una regla de vida. Una oración perseverante produce una transformación progresiva, hace fuertes en los períodos de tribulación, dona la gracia de ser sostenidos por Aquél que nos ama y nos protege siempre.La oración de Jesús es el lugar donde se percibe que todo viene de Dios y Él vuelve. A veces, nosotros, los seres humanos, nos creemos dueños de todo, o al contrario perdemos toda estima por nosotros mismos, vamos de un lado para otro. La oración nos ayuda a encontrar la dimensión adecuada, en la relación con Dios, nuestro Padre, y con toda la creación.La oración de Jesús es abandonarse en las manos del Padre, como Jesús en el huerto de los olivos, en esa angustia: “Padre si es posible…, pero que se haga tu voluntad”. El abandono en las manos del Padre. Es bonito cuando nosotros estamos inquietos, un poco preocupados y el Espíritu Santo nos transforma desde dentro y nos lleva a este abandono en las manos del Padre: “Padre, que se haga tu voluntad”. (Papa Francisco)
MÁXIMADios siempre escucha
Con la oración obtenemos todo; y cuando la Escritura nos narra, por decirlo de alguna manera, la historia de ese gran retiro, modelo del nuestro, que hicieron los apóstoles juntamente con la virgen en el cenáculo, ¿qué nos dice? Nos dice que perseveraban en la oración; pues nosotros también, recemos con ardor y perseverancia, con sinceridad, desde el fondo del alma, y no como una costumbre y para cumplir. (S. sobre la oración)
Pide y se te dará.Busca y encontrarás.Llama y se te abrirá.Porque a todo aquél que pide,porque a todo aquél que busca,porque a todo aquél que llama.se le abrirá ah-ah,encontrará ah-ahrecibirá, recibirá.Encontrará, sí, encontrará.Porque qué padre de entre nosotrospor más egoísta que sea,si su hijo le pide pan, ¿le va a dar una piedra?O si le pide un pez, ¿le va a dar una serpiente?Si nosotros que somos egoístas;Sabemos dar cosas buenas a nuestros hijos¿cómo el Padre del cielono nos dará por Cristo Resucitadotodo aquello que le pedimos?Porque a todo aquél que pide,porque a todo aquél que busca,porque a todo aquél que llamase le abrirá, encontrará,recibirá, sí, recibirá.Se le abrirá ah-ahEncontrará, uh, encontrará.Recibirá, recibirá.Pide eh-ehPide eh-eh