Jeremías 17, 5-10Salmo 1, 1-4. 6
Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: «Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan».«Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí».El rico contestó: «Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento».Abraham respondió: «Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen».«No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán».Pero Abraham respondió: «Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán.
Es una verdadera tragedia lo que vive este hombre encerrado en sí mismo, que sólo busca su placer y no es capaz de mirar que hay a su alrededor otra gente que lo necesita. Se pierde la fiesta de la comunidad, la alegría de compartir con otros, el gozo de la solidaridad.Nuestra sociedad está llena de gente mirándose el ombligo, pensando en cómo gozar de la vida a lo grande, en tener una posición económica asegurada y a quienes parece no importar la suerte de los demás. Seguramente este rico pensaba que Lázaro era un pobre tipo, insignificante, sin ningún peso social. Pero el peso se lo daba el cariño de Dios, su mirada compasiva, su corazón de Padre. Todos contamos a los ojos de Dios.Él ha hecho un mundo donde entramos todos y donde nadie se puede arrogar el derecho de decidir quién vive y quién no. Solemos pensar que la riqueza o la autoridad nos dan ese derecho. Así fue y así parece que sigue siendo. Eso hace que hayamos llegado a cifras récord en cantidad de refugiados en todos los continentes. Muchos Lázaros hay que sólo encontrarán la paz en el seno de Dios.Pidamos a Dios la capacidad de ver a nuestros Lázaros del colegio, de la comunidad, del barrio.
MÁXIMANo desprecies a nadie
No se pondrá en esta buena obra el esmero necesario para emprenderla y sostenerla, si no se está bien penetrado de las máximas del cristianismo; si no se ve a Cristo escondido entre los harapos que apenas cubren a los menesterosos; si los ricos no están bien convencidos de que si los pobres necesitan de su oro para tener pan, ellos necesitan de las oraciones de los pobres para alcanzar el cielo, y que por ello reciben más que lo que dan. (A la congregación de Damas de la caridad)
Cuando un niño con hambre pide pan,cuando llora, pues nunca se lo dan,¡oh,… tiemblo por Ti, Jesús!Sufres, lloras, mueres…Con los niños de hambre mueres Tú.Mueres Tú cuando un hombre esclavo está,cuando grita pidiendo libertad.¡Oh,… tiemblo por Ti, Jesús!Sufres, lloras, mueres…Con los hombres esclavos mueres Tú.Cuando siento que el mundo en guerra está,que el hermano al hermano matará,¡oh,… tiemblo por Ti, Jesús!Sufres, lloras, mueres…Con los hombres que mueren mueres Tú.Cuando pasas enfermo junto a mí,cuando olvido tu hambre y tu sufrir,¡oh,… tiemblo por Ti, Jesús!Sufres, lloras, mueres…Por mi absurdo egoísmo mueres Tú.