Oseas 14, 2-10Salmo 80 6-11. 14-17
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Cuál es el primero de los mandamientos?Jesús respondió: El primero es: Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos.El escriba le dijo: Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios.Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios.Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Señor, cada día me encuentro más feliz de poder conversar contigo. Y el tema de hoy es apasionante: el tema del amor. Acertar en este tema es acertar en la vida y no acertar es “no dar en la diana”. Por eso, ya desde el principio, vengo a pedirte que me aclares bien las cosas, que no me deje llevar por amores teóricos o amores falsos.Un escriba pregunta a Jesús por el mandamiento principal. Esto no nos debe extrañar porque, en tiempo de Jesús, había 613 mandamientos que se debían cumplir. Un fardo demasiado pesado sobre los hombros de los hombres. Y Jesús lo aligera al resumirlos en dos. Y con eso ya les hace un gran favor.Pero no está ahí lo original de Jesús. Estos dos mandamientos, el del amor a Dios y al hombre, en el A.T estaban separados, incluso en libros distintos. El del amor a Dios está en el libro del Deuteronomio 6,4-5) Es el famoso Shemá: “Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El otro está en el Levítico 19,18: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Estos dos mandamientos no sólo estaban separados en los libros, sino en la vida. Uno podía amar al próximo, al que estaba cerca, pero no estaba obligado a amar los de fuera, a los extranjeros.La genialidad de Jesús está en juntarlos. Ya no se podrá decir que uno ama a Dios si no ama al hombre. Son como dos vasos comunicantes: ¿Crece el amor a Dios? Crece también el amor al hermano. Y, al contrario. Lo más maravilloso de todo es que Jesús cumplió los dos mandamientos sin estridencias, como la cosa más normal. Por eso, antes de morir, como su mejor testamento, nos dijo: “Esto les mando: que se amen unos a otros como yo los he amado”.
MÁXIMAAma a Dios en el otro
Que el amor fraterno reine entre todos los miembros de la misma comunidad. Que cada uno se sienta feliz con la alegría de los demás y sufra con sus penas y que todos se presten, para ir a Dios y cumplir su obra, mutuo apoyo, evitando las contiendas, las rivalidades, las secretas envidias, las palabras de burla, todo lo que hiere, todo lo que divide y altera la caridad. (Regla de 1835)
Esclava para la libertad,tú me llamas por mi nombre;enamorada de tu voluntad,Salvador de los pobres.Aquí estoy, con toda mi fragilidad,dispuesta a seguirte hasta el final.Amar y más amarporque el amor todo lo vencey pedir sin cesar este amor.Amar y más amarporque el amor todo lo vencey adorarte con mi vida y con mi voz.Somos un cuerpo enviado en misiónal servicio de tu Reino;fieles, Jesús, despierto el corazónal dolor de tu Pueblo.Aquí estoy, con toda mi fragilidad,dispuesta a seguirte hasta el final.Testigos de tu Resurrección,abrazamos confiadas el mundo.Despojadas y pobres,queremos vivir sólo para amar.Con toda la Iglesia marchamos, Señor,peregrinas en la historia;signo y promesa de tu comunión,Dios de misericordia.Aquí estoy, con toda mi fragilidad,dispuesta a seguirte hasta el final.