Jóvenes

Búscate un verdadero amigo, un joven sinceramente piadoso; pero como te recomienda el Espíritu Santo, elígelo entre mil, y si tienes la dicha de encontrar este tesoro, haz todo lo que dependa de ti para conservar este precioso tesoro. Cuando dos jóvenes se apoyan así, se animan mutuamente a la virtud, resisten mucho más fácilmente a las seducciones del mundo y a las tormentas de las pasiones; y además (lo digo porque lo he experimentado) de todas las alegrías de la tierra, ninguna es comparable a las delicias de estas amistades celestes que la religión crea y que la muerte no puede deshacer. (Carta a un joven)

Huracán – Hakuna

Me he hecho tantas preguntas
intentando entender.
Me he lanzado a buscarte
sin saberte ver.
Me he asomado al abismo.
Me he atrevido a saltar y caer.

Y un huracán
romperá el cielo desde mi garganta,
gritándote:
¿Dónde estás cuando me haces falta?

Y me han dado respuestas,
pero no sé qué hacer.
He prometido seguirte
sin entender.

Y hay un eco en lo hondo
que me empuja hacia ti,
y aunque sea sin sentirte
te buscaré.

Y un huracán
romperá el cielo desde mi garganta
gritándote: ¿Dónde estás cuando me haces falta?

Estoy aquí en el silencio.
Estoy aquí en este viento.
Estoy aquí, soy este trozo de pan.

Estoy aquí en tu lamento.
Estoy aquí en este eco.
Estoy aquí, soy este trozo de pan.

Y un huracán
romperá el cielo desde mi garganta
gritándote:
¿dónde estás cuando me haces falta?

Estoy aquí – (y un huracán)
(romperá el cielo desde mi garganta)
estoy aquí, Estoy aquí (gritándote)
soy este trozo de pan.

Y tu huracán
romperá el cielo desde mi garganta,
gritándome: ¡Cuánto me haces falta!

Antífona 1
Queremos que los congregacionistas sean jóvenes muy decididos a servir a Dios lealmente, aún en contra de todos.

Salmo 90
A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1
Queremos que los congregacionistas sean jóvenes muy decididos a servir a Dios lealmente, aún en contra de todos.


Antífona 2
No queremos jóvenes medio cristianos, gente que mira hacia atrás, a derecha o a izquierda, siempre inquietos de lo que se pueda decir, y que cargan, por así decirlo, sobre sus compañeros, el cuidado de su salvación.

Salmo 144
HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.

Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2
No queremos jóvenes medio cristianos, gente que mira hacia atrás, a derecha o a izquierda, siempre inquietos de lo que se pueda decir, y que cargan, por así decirlo, sobre sus compañeros, el cuidado de su salvación.


Buen Jesús -te diré- divino Pastor, que observas con tan tierna solicitud al rebaño que has elegido, dígnate mirar con pena a estas jóvenes y débiles ovejas que has puesto bajo mi custodia y que vienen conmigo para implorarte ayuda. Vuelve sobre ellas tus ojos tiernos, lleva a estas pobres ovejitas heridas al manantial cuyas aguas llevan a la vida eterna. Que ellas puedan allí saciar su sed. ¡Que beban de tu amor!” (Sermón sobre la fiesta de Navidad)

Magníficat – Hermana Glenda

Antífona
¿Van a tener una misión? Intenten aprovechar y como consecuencia, organizar un grupo de jóvenes; es el mejor medio y quizá el único medio de mantener entre ellos la piedad
.

Proclama mi alma
la grandeza del Señor.
Se alegra mi espíritu
en Dios mi salvador.

Porque ha mirado
la humillación de su sierva,
porque ha mirado
mi pequeñez.

Las generaciones me felicitarán
porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Su nombre es santo y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.

Proclama mi alma (4v)

El hace proezas con su brazo:
Dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes.

A los hambrientos
los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos
los despide vacíos.

Proclama mi alma (4v)

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia, por siempre.

Proclama mi alma (4v)

Antífona
¿Van a tener una misión? Intenten aprovechar y como consecuencia, organizar un grupo de jóvenes; es el mejor medio y quizá el único medio de mantener entre ellos la piedad
.

A cada intención respondemos:

Con los jóvenes, evangelizamos, Señor

-. Señor Jesús, que los jóvenes descubran la fuerza de tu amor.

-. Señor, que los jóvenes encuentren nuevas perspectivas de desarrollo personal y cristiano en la Iglesia.

-. Señor Jesús, que los jóvenes mantengan un corazón libre frente a todo deseo de manipulación.

-. Señor, que caminemos junto a los jóvenes de hoy y que con ellos anunciemos tu Buena Noticia.

-. Señor Jesús, tu que invitaste al joven rico a seguirte, sigue invitando a jóvenes a tu seguimiento.

-. Señor, que puedas encontrar en nosotros, la pasión por el anuncio de Carlos Acutis, la alegría de Clare Crocketr, y la valentía de Laura Vicuña.

Señor Dios, tú que le dijiste a Jeremías, “no digas que eres muy joven, pues irás a donde yo te mande y dirás lo que yo te ordene. No tengas miedo a nadie, pues yo estaré contigo para protegerte” (Jer 1, 7-8); sigue llamando e impulsando a los jóvenes de hoy a jugársela por el servicio desinteresado a sus hermanos y hermanas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Jesucristo, Rey del Universo,
a ti nos dirigimos en humilde oración.
Mira con favor a todos los jóvenes,
portadores de esperanza para la Iglesia y el mundo.
Jesucristo, compañero de la juventud,
bendice los caminos del descubrimiento y del discernimiento,
entre tiempos de alegría y experiencias de dificultad,
con el constante amor y apoyo de tu Iglesia.
Jesucristo, vivo en los corazones de todo tu pueblo,
concede que podamos caminar “juntos, jóvenes y ancianos …
para alimentar el entusiasmo, hacer germinar sueños,
suscitar profecías y hacer florecer esperanzas.”
Jesucristo, Redentor de toda la humanidad,
abre nuestros corazones para encontrar a todos los jóvenes,
para acompañar y estar juntos en comunidad,
y como una Iglesia, embarcamos en nuestra santa misión.
Jesucristo, en compañía del Padre y del Espíritu Santo,
escucha amablemente nuestra oración y
permanece con nosotros para siempre. Amén.