¡Sólo yo sé cuánto los amaba (a los estudiantes)! Cuando visitaba esta escuela, tomaba la lista de los estudiantes y le pedía que me contara los temores y las esperanzas que cada uno de ustedes le inspiraba, y me daba cuenta, con ternura, la especie de repugnancia que le causaba, tener que informarme de las penas que algunos de ustedes le causaban. Cuando la verdad no le permitía disimular sus errores, parecía tener necesidad de excusarlos, y, si no podía siempre olvidar el pasado, le gustaba, por lo menos, buscar en el futuro, los consuelos y las esperanzas que nos permiten no tomar en el presente mismo, severas medidas. Se los repito, ¡no saben ni nunca lo sabrán cuánto los amaba! (Sermón fúnebre por el director de un colegio, cuando el Padre era vicario capitular)
Bueno,danos un corazónsemejante al tuyo,Capaz de acoger al otro,capaz de descubrir lo bueno del otro,capaz de perdonar…Danos un corazón compasivo,sincero, abierto, humildey lleno de misericordia.Para que aprendamosa tratar a los demáscomo Tú, Dios Bueno,nos tratas a todos.
Quiero vivir la vida.Que sepa gozar de todo,que no me venda a la falsa diversión.Que busque la felicidaden mi interior,que busque la felicidad.Quiero apostar por grandes ideales,que sepa que mi vida valemucho más, mucho más.Que no me venda a la mediocridad,que busque servir y amar,servir y amar.Quiero acertar en mis elecciones.Que sepa distinguir el bieny el mal.Que no me venda a ser como los demás.Que busque lo que vale la pena,lo que vale la pena.Quiero ser libre.Que sepa esclavizarme por amor.Que no me vendacapricho ni a la pasión.Que busque la libertad interior en ti,en ti.
Antífona 1Trata de aprovechar la misión y, a continuación, organiza una congregación (grupo juvenil) para los jóvenes; es el mejor medio y puede ser que el único, de conservar entre ellos la piedad.
Salmo 70TÚ, SEÑOR, FUISTE MI ESPERANZA DESDE MI JUVENTUDA ti, Señor, me acojo:no quede yo derrotado para siempre;tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,inclina a mí tu oído, y sálvame.Sé tú mi roca de refugio,el alcázar donde me salve,porque mi peña y mi alcázar eres tú.Dios mío, líbrame de la mano perversa,del puño criminal y violento;porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanzay mi confianza, Señor, desde mi juventud.En el vientre materno ya me apoyaba en ti,en el seno tú me sostenías,siempre he confiado en ti.Muchos me miraban como a un milagro,porque tú eras mi fuerte refugio.Llena estaba mi boca de tu alabanzay de tu gloria, todo el día.No me rechaces ahora en la vejez,me van faltando las fuerzas, no me abandones;porque mis enemigos hablan de mí,los que acechan mi vida celebran consejo;dicen: «Dios lo ha abandonado;persíganlo, agárrenlo, que nadie lo defiende.»Dios mío, no te quedes a distancia;Dios mío, ven aprisa a socorrerme.Que fracasen y se pierdanlos que atentan contra mi vida,queden cubiertos de oprobio y vergüenzalos que buscan mi daño.Yo, en cambio, seguiré esperando,redoblaré tus alabanzas;mi boca contará tu auxilio,y todo el día tu salvación.Proclamaré tus proezas, Señor mío,narraré tu victoria, tuya entera.Dios mío, me instruiste desde mi juventud,y hasta hoy relato tus maravillas;ahora, en la vejez y las canas,no me abandones, Dios mío,hasta que describa tu brazoa la nueva generación,tus proezas y tus victorias excelsas,las hazañas que realizaste:Dios mío, ¿quién como tú?Me hiciste pasar por peligrosmuchos y graves:de nuevo me darás la vida,me harás subir de lo hondo de la tierra;acrecerás mi dignidad,de nuevo me consolarás;y yo te daré gracias, Dios mío,con el arpa, por tu lealtad;tocaré para ti la cítara,Santo de Israel;te aclamarán mis labios, Señor,mi alma, que tú redimiste;y mi lengua todo el díarecitará tu auxilio,porque quedaron derrotados y afrentadoslos que buscaban mi daño.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Las congregaciones (grupos juveniles) no son una cosa nueva ni extraordinaria, pero son una de las instituciones, que la experiencia ha demostrado como muy apropiada para procurar la gloria de Dios y contribuir a la salvación de las almas.
Salmo 137HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REYTe doy gracias, Señor, de todo corazón;delante de los ángeles tañeré para ti,me postraré hacia tu santuario,daré gracias a tu nombre;por tu misericordia y tu lealtad,porque tu promesa supera a tu fama;cuando te invoqué, me escuchaste,acreciste el valor en mi alma.Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierraal escuchar el oráculo de tu boca;canten los caminos del Señor,porque la gloria del Señor es grande.El Señor es sublime, se fija en el humilde,y de lejos conoce al soberbio.Cuando camino entre peligros,me conservas la vida;extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,y tu derecha me salva.El Señor completará sus favores conmigo:Señor, tu misericordia es eterna,no abandones la obra de tus manos.Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2Las congregaciones (grupos juveniles) no son una cosa nueva ni extraordinaria, pero son una de las instituciones que, la experiencia ha demostrado como muy apropiada para procurar la gloria de Dios y contribuir a la salvación de las almas.
Después que Paillet entró a la congregación, han admirado su fervor, y también han apreciado sus amables cualidades y su profunda piedad por lo que lo han elegido como prefecto. Pero ahora puedo, hijos míos, recordarles una circunstancia de su vida que los hará, aún, sentir mejor. Cuánto derecho tiene a la estima y a los votos de ustedes, dándoles a conocer lo que le ha costado hacerse digno de ella.Alguno de ustedes puede, quizá, recordar que hace unos tres años, los escolares de cuarto se pusieron de acuerdo para ausentarse de la clase sin permiso. Paillet estaba entre ellos y era uno de los más culpables. Luego, consiguió, por méritos propios ser readmitido en el colegio. Tan pronto como le fue posible me confesó su falta, sus inquietudes y su arrepentimiento; pronto le di el perdón. ¡Oh, con qué franqueza me explicaba su agradecimiento y me aseguraba que en el futuro no daría a los profesores ningún motivo de queja! ¡Qué sinceras eran sus lágrimas! ¡Qué leales eran sus promesas! Al exponerlas, era el fondo de su corazón el que hablaba; y después de esta feliz época (porque fue entonces cuando él se convirtió completamente a Dios), no lo he visto ni una sola vez dudar en sus propósitos; al contrario, cada día, avanzaba con paso rápido por los caminos de los santos en los que el acontecimiento que acabo de contar lo había hecho entrar, de una manera tan admirable (Sobre la muerte del prefecto de la congregación de jóvenes de S. Brieuc)
AntífonaHabla Señor, y descúbreme los designios que tienes sobre mi alma, porque estoy dispuesto a escucharte y a obedecerte, sea cual sea el sacrificio que me pidas.
Bendito seas, Señor, que nos convocas a tu mesa,a todos sin distinción de riqueza o de pobreza.Bendito seas por no querer a ninguno fuera,por cuidar y amar a quien no quiere sentarse en ella.Bendito seas, Señor, misterio de luz y vida,que tocas la oscuridad e iluminas cada día.Bendito sea tu nombre que «re-crea» la justiciaenalteciendo al humilde y ensalzando a quien «no brilla». Bendito seas, Señor,diré siempre bien tu nombre,porque nunca abarcaréel inmenso amor que esconde.Bendito seas, Señor,de los pequeños y humildes,bendito sea tu amorque engrandece y hace libre.Bendito seas, Señor, por todo lo recibido,bendito seas por todo lo que hemos compartido,por mostrarnos con tu vida que «perder» es un camino,para encontrarse a sí mismo, y a la vez, crecer contigo.
A cada intención respondemos:
Con los jóvenes, te lo pedimos, Señor
-. Señor Jesús, mira con amor a los jóvenes, portadores de esperanza para la Iglesia y el mundo.
-. Señor, te confiamos a los jóvenes sin esperanza, frente a una sociedad que no les ofrece futuro.
-. Señor Jesús, que la Iglesia dirija su mirada a los jóvenes, especialmente a los más vulnerables
-. Señor, da a los jóvenes la valentía y el coraje para no dejarse llevar por el poder, el placer y el tener.
-. Señor, concédeles a los jóvenes de hoy la gracia de caminar juntos, por un mundo más justo y fraterno
-. Señor, enséñanos a caminar con los jóvenes, a estar con ellos, a vivir con ellos, evangelizar con ellos, a hacer con ellos y no para ellos.
Señor Dios, tú que le dijiste a Jeremías, “no digas que eres muy joven, pues irás a donde yo te mande y dirás lo que yo te ordene. No tengas miedo a nadie, pues yo estaré contigo para protegerte” (Jer 1, 7-8); sigue llamando e impulsando a los jóvenes de hoy a jugársela por el servicio desinteresado a sus hermanos y hermanas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.