San Luis María Grignon de Montfort – Beata María Guggiari Echeverría

Hechos 4, 23-31  
Salmo 2, 1-9  

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: Maestro, sabemos que Tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que Tú haces, si Dios no está con Él.
Jesús le respondió: Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios.
Nicodemo le preguntó: ¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y volver a nacer?
Jesús le respondió: Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: ‘Ustedes tienen que renacer de lo alto’.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu.

Nicodemo no entiende lo que Jesús le dice porque sigue pensando con su propia lógica y sus propias categorías. Es un hombre con una personalidad bien definida, tiene un papel público, es uno de los líderes de los judíos. Pero probablemente las cuentas ya no le salen… 

La noche de la que habla es probablemente lo que hay en el corazón de Nicodemo. Es un hombre en la oscuridad de la duda, en esa oscuridad que experimentamos cuando ya no entendemos lo que ocurre en nuestra vida y no vemos claro el camino a seguir…
Si estás en la oscuridad, por supuesto que buscas la luz. Y Juan, al comienzo de su Evangelio, escribe así: «Vino al mundo la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre» (1,9). Nicodemo, pues, busca a Jesús porque ha intuido que Él puede iluminar las tinieblas de su corazón.

Jesús habla a Nicodemo de un nuevo nacimiento, que no sólo es posible, sino incluso necesario en determinados momentos de nuestro camino… Poco a poco, Nicodemo comprenderá que estos dos significados van juntos: si permitimos que el Espíritu Santo genere una nueva vida en nosotros, naceremos de nuevo, redescubriremos esa vida que tal vez se estaba apagando en nosotros. (Papa Francisco)


MÁXIMA
Renueva, Señor, nuestra vida


Estar atentos a reconocer lo que pide (Dios) de nosotros; consultarlo frecuentemente y cuando tengamos dudas sobre el partido que debemos tomar, pedirle con renovado fervor, que sea la luz de nuestro corazón. (Memorial 15)

Era un fariseo como el mejor,
y entre los judíos casi un doctor.
Ya van a ver lo que ocurrió
con este buen Señor.
Tanto su prestigio lo avergonzó
que salió de noche a verlo al Señor.
Noche de encuentro,
noche de sueños, noche de conversión.

Nico, Nicodemo que vas a hacer,
eres el maestro de israel.
Aunque peines canas en tu vejez,
siempre hay algo nuevo para aprender.
Nico no te rindas,
Nico cree que sino jamás podrás renacer.
Todos sabemos que, en el bautismo,
volvemos a nacer.

Sé que tú has venido para enseñar,
nadie puede hacerlo si no eres tú.
Quien es capaz de actuar así,
si Dios no está con él.
Mi querido amigo debes saber,
tú eres el maestro aquí en Israel.
El que renace desde lo alto,
mi reino puede ver.

¿Cómo un hombre viejo puede nacer,
si con su mamá no puede volver?
Quiero saber cómo hay que hacer
si ya nací una vez.
Aunque sople el viento nunca sabrás,
ni de dónde viene ni a dónde va.
¡Ay! Nicodemo debes creerme;
sólo es cuestión de fe.


Beata MARÍA GUGGIARI ECHEVERRÍA, o MARÍA FELICIA DE JESÚS SACRAMENTADO (1925-1959) fue una monja paraguaya de la Orden de las Carmelitas descalzas, cuyo apodo era Chiquitunga. En 1941 se convirtió en miembro del movimiento de la Acción Católica, a pesar de la oposición de sus padres, y se dedicó al cuidado de los pobres y necesitados. La decisión de un amigo suyo de ser sacerdote, a pesar de tener un padre musulmán, la animó a consagrar la vida al Señor. En 1955 entró al Carmelo con mucha oposición familiar. Cuatro años más tarde contrajo hepatitis y falleció en Asunción. Fue beatificada en el año 2018.

San LUIS MARÍA GRIGNON DE MONTFORT (1673-1716) fue un teólogo, sacerdote misionero y escritor francés. Al inicio se dedicó a cuidar enfermos y a ayudar a gente pobre. Luego ocupó su tiempo en las misiones en la Vendée y la Bretaña. Promovió  el culto a María, sobre todo el rezo del Rosario. Quería ser misionero, pero el papa Clemente lo envió a misionar a su propio País. Trabajó muchos años en las diócesis de Saint-Brieuc y Saint-Malo. Más adelante fue a trabajar a Nantes. Allí, en Pontchâteau hizo erigir el ‘Gran calvario’, que aun permanece, donde se representa la pasión de Jesús. En 1711 fue a trabajar a la Vandea. En 1715 fundó a las Hermanas de la Sabiduría. que se instalaron en Saint-Laurent-sur-Sèvre. Gabriel Deshayes, más de un siglo después, tomará el mando de las fundaciones del padre Luis María. Tanto Juan María como Gabriel fueron influenciados por la teología de san Luis María Grignon de Montfort.