Señor, que has dicho:Dejen que los niños vengan a Mí.Tú me has inspirado el deseode dedicar mi vidaa los niños y jóvenespara llevarlos a Ti.Dígnate bendecir mi vocación,asísteme en mis trabajos de hoy,derrama sobre mí,sobre todos mis hermanosy sobre todos los que trabajamosen esta obra educativa,el espíritu de fortaleza,de caridad y de humildad,para que nada nos apartede tu servicio.Haz que hoy cumpla con celoel ministerio educativoal que nos has consagrado.Hazme perseverar hasta el finpara alcanzar asíla salvación que noshas prometido. Amén
Para que «esta alegría sea perfecta», los Hermanos también saben perdonar, olvidar los agravios y, a pesar de las inevitables oposiciones, vivir en paz: es «el más precioso de todos los tesoros, y no se pueden hacer demasiados sacrificios para conservarlo».
¡Oh Madre! aquí tienes a tu hijo, no desvíes de él tu mirada, sino más bien deja caer sobre tu hijo una de esas lágrimas de compasión y de ternura que, al renovar su alma, le devuelvan la paz que le arranca el sentimiento de sus culpas.
1991: Eugène Chilou (Jean Climaque)2000: Rolland Durocher (Fabien-Marie)